Todas las culturas y civilizaciones conservan mitos en torno a quienes los crearon. El Popol Vuh es uno de los ejemplos más emblemáticos. Tanto por su belleza imaginativa, como por las imágenes poéticas que el libro crea, esta obra no sólo habla de la creación del mundo, sino del poder inventivo del ser humano al narrar historias de esta índole. El que Diego Rivera se involucrara con una serie de ilustraciones es quizá prueba de la inspiración que produce este texto a quien se atreva a leer sus páginas.
La edición del Popol Vuh, que va dirigida a niños y adolescentes, corre en manos de La Fundación Diego Rivera y, una vez que se logre ver las ilustraciones del artista, la belleza y singularidad de cada una de estas acuarelas se vuelve evidente. ¿Y cómo no hacerlo? El Popol Vuh fue uno de los documentos fundamentales de la cosmovisión Ki’che’ y el más relevante de los textos mayas que aún se conservan. Su contenido, tanto histórico, mitológico y literario, es de una calidad sin precedentes.
La obra está dividida en tres apartados. El primero habla sobre la creación, donde los dioses gestan las montañas, las plantas y, el famoso episodio, en el que crean al hombre de maíz; la segunda sección es la de los héroes divinos, que es el relato de las aventuras de los hombres que liberan a la humanidad de los obstáculos y, por último apartado, la historia del linaje quiché. Esta sección habla sobre el origen de este pueblo. El que cada uno de estos episodios destaque por su mito en torno a la creación es poético. Debido a que se trata del origen del principio.
Tal vez, sea por esto que Diego Rivera tenía un gran cariño a este compendio de historias. Conocido por su gran genio y admiración a la historia prehispánica, no es de sorprenderse de que las acuarelas de Diego Rivera ilustren el texto. Si se hace un recorrido por toda la obra de Rivera, se podrá observar la reverencia que tenía hacia el pasado, el sentido de deuda que poesía por las culturas precolombinas y la gran inspiración que estas civilizaciones han significado en su arte pictórico.
Guadalupe Rivera Marín, la hija del artista, cuenta que las 20 acuarelas que ilustran el libro estaban en el Museo Diego Rivera y que su padre las hizo para un texto que se iba a ilustrar en Japón en 1930, pero que al final nunca se terminó de elaborar. Independientemente de cuales hayan sido las razones por las que no terminó de publicarse el libro, es de gran importancia que las imágenes salgan ahora y más si es para un público joven.
El Popol Vuh es una muestra de que los antepasados tienen una habilidad inventiva para darle orden al universo. La oportunidad de que ahora el libro esté ilustrado por Diego Rivera y dedicado a un público joven, da la posibilidad al pueblo Ki’che’ de contar su origen de una manera más pictórica a las nuevas generaciones.