Popularmente conocido como Canek, Jacito U C de los Santos fue un indígena maya que luego de doscientos años de conquista española originó una rebelión sin precedentes en Yucatán. Por muchos es considerado un héroe, uno que tuvo la valentía de retar a la corona española y que consiguió cientos de seguidores en muy poco tiempo.
¿Quién era?
Se sabe que Canek era del barrio de Laboríos del Puerto de Campeche. Fue un personaje muy singular que actuaba como un chamán; peregrinaba a través de la provincia como mendigo y adivinador, curaba a los enfermos, también participaba en rituales marginales. Se dice, también, que en algún momento de su infancia habría recibido educación por parte de los franciscanos.
Su movimiento
En octubre de 1761 apareció en el pueblo de Chikindzonot, en Yucatán central, y dijo ser el rey profetizado en la biblia, también decía ser mayordomo de Jesús de Nazaret.
En un interesante documento sobre esta rebelión, Robert W. Patch, afirma que los mayas en aquel tiempo, pese a la influencia colonizadora española, concebían el tiempo como en ciclos (como apunta su calendario) y entonces creían que así como los españoles estaban dominándolos, ellos lo harían de vuelta a algún día. Creían asimismo en el regreso de un rey como se profetizaba en los libros del Chilam Balam.
Por ello las palabras de Jacito U C de los Santos les resonaba, también por el nuevo sincretismo religioso (en la biblia cristiana se habla también del regreso de un liberador). En poco tiempo este personaje había conseguido convencer a caciques de pueblos aledaños de su legitimidad como autoridad e incluso al teniente del pueblo de teniente de Cisteil.
Su popularidad fue creciendo y se dice que mayas de la totalidad de la provincia iban a verlo. Entonces Canek fue formándose su propia organización política religiosa y comenzó a ordenar autoridades. También permitía, y de algún modo lideraba, la celebración de rituales que confluían entre lo católico y lo maya.
La primera batalla
La primera la ganaron, y con ello Canek fue sumando aún más seguidores. Esta se hizo en Cisteil cuando un destacamiento de 20 hombres españoles llegó bajo el mando de Tiburcio Cosgaya. Los mayas atacaron a los españoles con palos, machetes y algunas pocas armas de fuego. Solo 4 integrantes del destacamiento consiguieron huir.
Cuando muchos más mayas fueron uniéndose como seguidores del nuevo rey, entonces los españoles pusieron empeño en el asunto y apagaron esta sublevación con una estrategia del capitán Calderón. Este por medio de un espía identificó la debilidad de fortificación maya (para este momento la iglesia del pueblo contaba ya con importantes fortificaciones). El ataque español comenzó a las tres de la tarde el 26 de noviembre de 1761 con la colocación de dos cañones en el punto débil de la fortificación de Cisteil; las fuerzas de Calderón eran de unos 500 hombres. Finalmente más de 500 indígenas perecieron y solo unos 40 españoles.
Desde ahí comenzaron a hacerse juicios a los indígenas que participaron, paulatinamente fue liberándose a la mayoría pues aceptaban haber creído de Canek era un legítimo rey, más allá de una intención de sublevación de la corona española.
Suplicio de Jacinto Canek. Mural de Fernando Castro Pacheco
El juicio
A Canek le hicieron un juicio el 8 y 9 de diciembre. Cuando le preguntaron su oficio (según las versiones españolas de registro) este dijo que era mayordomo de Jesús Nazaret; hubieron 258 personas sentenciadas y se les dio muerte a Canek y ocho más. De todas estas personas solo una era originaria de Cisteli, los de mayor presencia fueron los del pueblo de Tixcacaltuyú, luego seguían en número los de Tahdziu y Tiholop.
Este levantamiento es considerado por muchos como un sinónimo de valentaía y rebeldía. Uno que fue haciéndose fuerte y que conjugaba un sincretismo religioso que le concedió el “beneficio de la duda” a Canek. Un hombre legendario, único, que había llevado una vida parecida al de un asceta y estaba convencido de la liberación que él implicaba para el pueblo; una que los mayas como cultura tenían muy bien merecida.