En 2013, por primera vez en México se instaló en Oaxaca la primera línea de telecomunicaciones administrada por la propia comunidad, en Talea de Castro. La noticia recorrió el mundo, y muchos medios internacionales la retomaron ya que por primera vez en el país, las telecomunicaciones se ofrecieron como un servicio; más como un derecho humano que como un negocio.
Este proyecto apoyado enormemente desde un inicio por el italiano Peter Bloom, por medio de la compañía-social Rhizomática, ahora se ha extendido a 17 pueblos, tal como se proyectó aquel año, incluyendo a la comunidad de Santa María Yaviche, Oaxaca, que está operando su propia red, gestionada por el habitante Oswaldo Martínez: su nombre es Red BueXhinda.
A esta comunidad, como a muchas otras en todo el país, las grandes compañías telefónicas les negaron el servicio por no resultarles redituables. Lo más importante es que estos pueblos que han conseguido operar su propia telefonía, están demostrando que pueden organizarse para aprovechar sus propios recursos sin fines de lucro (con Red BueXhinda tienen llamadas ilimitadas por solo 2 dólares al mes), y desde una mirada de los servicios básicos como un derecho humano, más allá de un negocio.