La migración ha sido una constante de la condición humana. En su búsqueda por mejorar su calidad de vida, el hombre se mueve, siempre está en búsqueda. Las fronteras actuales, en este sentido, son un resultado cultural que bien podría calificar de arbitrario, incluso de contranatural.
México desde hace décadas ha pugnado por el respeto de los derechos de sus migrantes en Estados Unidos, pero, sabemos, en el país también cada año transcurren miles de centroamericanos, muchos de los cuales pasan un verdadero trayecto de abusos. Pero también existe la contratara de este fenómeno, personas que pugnan por los derechos de los migrantes sea cual sea su origen.
Conocemos la conmovedora y heroica historia de Las Patronas, mujeres de pocos recursos que se han dedicado durante años a alimentar a los migrantes que pasan en La Bestia, generalmente pasando hambre y frío, cuando menos. O a Dora Nelly Morales, la mujer que trata los traumas de los migrantes.
Y en la arista artística, el tijuanense Alfredo Gutiérrez ahora ha creado un hermoso monumento retomado por Verne. Otro tipo de coyote, no el que hace negocios con la necesidad de los migrantes, uno que es una instalación de pedacera de madera, y que además guarda un mapa que ubica los lugares adonde los migrantes pueden ir, los refugios y las rutas.
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También guarda en su interior medicinas y botellas de agua, y con el paso de los meses, mensajes de uno que otro migrante que busca comunicarse con algún otro en tránsito.
Así, es una instalación que es depósito de esperanza, y a su vez es refugio práctico y estético. También es un discurso en sí mismo, de que los migrantes importan.
Conoce más del trabajo de Gutiérrez, aquí.