Los juegos de mesa, como el lenguaje, muestran mucho de los valores de una sociedad; de aquello que priorizan sobre lo que perciben del mundo.
Los juegos de mesa han existido en prácticamente la totalidad de las culturas: herramientas de destreza mental y entretenimiento capaces además de generar convivencia entre las personas. Sin embargo las distintas culturas privilegiaron las virtudes que buscaban a partir de la selección de los efectos mentales en sus juegos.
Hubieron sociedades que enfocaron sus juegos en la estrategia, en el desarrollo de la empatía y la formación de habilidades en equipo, etc., otros tantos en la transmisión de conocimientos desde un talante lúdico. El tekauitl, milenario juego basado en el calendario solar nahua, embona en este último atributo. También es conocido cómo La Piedra del Tiempo; en náhuatl la palabra kauitl significa tiempo.
Se trata de un tablero que pareciera se extendió en su uso en distintas zonas mesoamericanas como el caso del municipio de Ziracuaretiro donde encontraron un tablero muy similar inscrito en una piedra, muy parecido también al kauitl encontrado en Jalisco, también tallado en piedra (asimismo fue hallado un tablero muy similar dibujado en el piso de un templo de Palenque). Lo anterior sugiere que tanto para los nahuas de esta área, como para los purépechas, este juego era común (aunque no se ha comprobado que sea exactamente el mismo juego; los purépechas lo llaman K’uilichi Chanakua).
El Tablero
Está compuesto en el contorno de 52 casillas que aluden al ciclo solar de 52 años.
A través del juego se transmite la importancia de estos ciclos, "eso es parte del conocimiento básico que tiene este juego y, este juego es importante también porque aquí están los tableros en piedra pero también está escrito en códices como el borgia que es de la zona mixteca entre Oaxaca y Puebla". Según Carlos Hernández Parra, presidente de la Asociación de Juegos y Deportes Autóctonos y Tradicionales del Estado de Jalisco.
Sobre este juego no existe mucha información, como antes aludíamos; se cree que su origen es maya por el tablero casi idéntico y muy antiguo encontrado en Palenque y que es casi idéntico también a los de la zona purépecha de Michoacán y náhuatl de Jalisco.
Tablero encontrado en la sierra de Manantlán en Jalisco
La manera de jugarlo
Pese a la poca información al respecto, desde hace 23 años Carlos Hernandez Parra, presidente de Juegos Autóctonos de Jalisco A.C., ha estado estudiando este tema. Nos narra en entrevista sobre cómo ha ido desmenuzando los misterios de este tablero:
El primer tablero que vi fue en el 2001, en un documento del estado de Jalisco con imágenes del tablero que encontraron en Mascota. Descubrí que el centro del tablero tiene una especie de ollin, y una cruz que también son casillas. Sobre las casillas del contorno del tablero cualquiera puede señalar un ciclo de 52 años pero lo de adentro era más difícil de descifrar.
Según los estudios de Hernández Parra este tablero también aparece en el códice Borgia lo cual lo llevó a encontrar que la parte central del tablero representa un ciclo de veinte días. De esta manera ya tenía el contenido calendárico, pero le faltaba encontrar la manera de jugarlo.
En un encuentro nacional sobre juego autóctonos conoció a aun grupo de purépechas de Michoachán que aún continuaban jugando en un tablero muy parecido al tekauit pero con el nombre de K’uilichi Chanakua. De esta manera se ha rescatado por primera vez la aproximación más fidedigna de las reglas del juego como una herencia de un grupo autóctono.
A continuación adjuntamos las reglas y un desglose del juego cortesía de la misma organización que Carlos Hernández preside (a la manera de jugar purépecha únicamente le hicieron la adecuación de jugar en casilla sencilla y no doble, pues lo anterior rompe el ciclo del 52).
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*Imágenes: 1 y 2) Ehekatl Tozkayamanki