En el imaginario mexicano la diversidad biológica y cultural representan el mayor patrimonio del país. El interés por conservarlo representa incontables retos, sobre todo en materia de legalidad y reconocimiento de derechos, ya que a pesar de pronunciarse a nivel constitucional, los derechos indígenas al cuidado y aprovechamiento de la tierra –como en la antigüedad naturalmente se proclamaban– presentan todavía muchas complicaciones.
El Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible, organización dedicada a promover el aprovechamiento sustentable y comunitario de los bosques en México, advierte que a lo largo de 25 años el manejo forestal comunitario ha colocado al país en una posición destacada a nivel mundial. Esta práctica, a menudo relacionada con la conservación de los bosques y la mitigación del cambio climático, ha logrado que unas 2,400 comunidades aprovechen hoy de manera sostenible los recursos forestales, a la par que velan por la conservación de dichos territorios y de la biodiversidad que alojan.
A continuación te compartimos tres casos que sustentan la afirmación de que "las comunidades son los mejores aliados de los bosques" (y viceversa). Se trata de ejemplos exitosos de planes de manejo forestal comunitario que han detonado notables beneficios económicos, ambientales y sociales:
Ixtlán de Juárez
Esta comunidad zapoteca de la Sierra de Juárez, en Oaxaca, opera desde hace tres décadas un modelo de gestión comunitaria reconocido a nivel internacional. El aprovechamiento sustentable de los bosques es hoy la actividad más importante de la región –al menos el 70% del pueblo, y otro porcentaje de comunidades vecinas, obtuvo un empleo manejando el bosque.
¿Pero qué hace de Ixtlán uno de los casos más exitosos de aprovechamiento y conservación? Aquí se ha implementado un modelo con resultados sorprendentes en cuanto a conservación del territorio, y sus especies, en combinación con la generación de ingresos vía actividades rentables y sostenibles. La comunidad cuenta con la certificación internacional FSC (Forest Stewardship Council) y posee su propia tienda de muebles comunitaria, además de sostener, paralelamente, una serie de proyectos ecoturísticos y artesanales que complementan el aprovechamiento del bosque.
Nuevo Bécal
Hace no mucho que el ejido de Nuevo Bécal, en el municipio de Calakmul, Campeche, se convirtió en la primera comunidad del estado con certificación FSC. Este instrumento les permite tener una mayor presencia en los mercados y por ende incrementar su rentabilidad. Desde hace 5 años sus ejidatarios fueron asesorados por diversas organizaciones civiles, incluyendo el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible, además de la CONAFOR y el Proyecto Biodiversidad en Bosques de Producción y Mercados Certificados.
Hoy Nuevo Bécal implementa planes de manejo del bosque que abarcan la extracción de madera, la regeneración y el control de incendios y plagas. Como otros ejidos dedicados al sector forestal, aquí los jóvenes comienzan a salir de su comunidad para estudiar carreras técnicas relacionadas al manejo del bosque para luego regresar y ayudar con labores de la empresa. Se trata de otro caso de éxito en donde, gracias al bosque y sus recursos, se ha evitado la desintegración de comunidades que prefieren emigrar en busca de oportunidades para subsistir.
Amanalco
Con la ayuda del Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible, los habitantes de la cuenca Amanalco-Valle de Bravo, en el Estado de México, han logrado encauzar sus necesidades hacia el aprovechamiento sostenible de los bosques y los servicios ambientales derivados. Por su riqueza ambiental, el caso de Amanalco es especial, y básicamente destaca tres servicios importantes: provisión de agua de calidad, recursos forestales y captura de carbono.
El CCMSS auxilia a estos grupos ejidales mediante capacitaciones para mejorar productividad, conservación y gestión del bosque. Sin embargo, el proyecto al que realmente apuesta el Consejo hoy, es su notable Mecanismo Local de Pago por Servicios Ambientales para el Manejo Integrado del Territorio (PASMIT). Se trata de un proyecto alternativo que busca "recompensar" a los propietarios del territorio de Amanalco, de la parte alta de la cuenca, para "sí hacer" dentro del bosque. Dicho de otra forma, se espera que por medio de incentivos –auxiliados por un fondo–, la comunidad mejore cada día la conservación del ecosistema y la funcionalidad de su trabajo, mediante un buen manejo forestal de sus paisajes.
*Imágenes: 1)Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible; 2) Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible; 3) panoramio; 4) Creative Commons / Flickr – Damonjyeh; 5) Consejo de Cuenca del Valle de México