Aunque el maíz forma parte de la dieta e identidad de muchas sociedades mesoamericanas, éste nació en tierras mexicanas. Está unido permanentemente a nuestra cultura e historia. Pero, lo más importante, es que es responsabilidad de los mexicanos protegerlo y conservarlo.
El maíz nativo es resultado de un cuidadoso proceso de cultivo, que surgió a partir de la selección de las mejores semillas del antiguo teocintle. Miles de años y mucha experimentación dieron como resultado las más de 60 variedades de maíz que conocemos hoy.
Es claro que este alimento es signo de identidad y prácticamente todos los mexicanos comemos tortillas y otros productos derivados. Por ello, es urgente hacer lo posible por mantenerlo entre nosotros. Y la verdad es que el maíz está en peligro.
Consumir maíz nativo es la mejor manera de protegerlo. Si su demanda aumenta, también lo hará su producción. Pero tienes que asegurarte de que sea nativo.
¿Por qué preferir maíz nativo?
El maíz nativo no es el único en el mercado. De hecho, un estudio reciente de la UNAM ha demostrado que más del 90% de las tortillas que consumimos son de maíz transgénico. Este último tiene muchas desventajas, pero la principal es que, a diferencia del nativo, no tiene variedades.
Sin variabilidad nos arriesgamos a que el maíz no sobreviva a nuevas plagas y contingencias ambientales; las especies nativas varían para adaptarse a los cambios en su entorno. Otra desventaja es que el maíz transgénico está contaminando al nativo y podría hacerlo desaparecer. Sin nativo, tampoco tenemos transgénico. Este último depende de la existencia del primero para seguirse produciendo pero, paradójicamente, también lo está haciendo desaparecer. Por otro lado, los pesticidas usados en las siembras transgénicas son muy cuestionables. Si de patrimonio biocultural se trata, es mejor consumir nativo que transgénico.
¿Por qué el maíz nativo significa alimento para todos?
El maíz nativo se cultiva en la milpa, sistema de siembra que, en pocas palabras, es una verdadera maravilla. En primer lugar, porque es perfectamente sustentable. Al alternar entre distintos cultivos, el campesino se asegura de no sobreexplotar la tierra; de cuidar sus cualidades fértiles.
Por otro lado, milpa no es motivo central de deforestación. El maíz transgénico, en cambio, se suele sembrar de forma extensiva, poniendo en riesgo a los ecosistemas mexicanos. Además la milpa —compuesta también de frijol, calabaza y chile— provee todo lo que uno necesita para vivir. En sentido, apoyar la milpa, también es contribuir a la seguridad alimentaria de muchas personas.
Finalmente, cuando consumes maíz nativo, lo que estás apoyando son las economías locales. Esto, simultáneamente, es una manera de reivindicar formas de vida ligadas al campo. El maíz es mucho más que un alimento, es una conexión directa con la tierra, de la que —aunque cada vez la pongamos más lejos en nuestro imaginario— dependemos para estar vivos. Por eso sigue siendo tan sagrado.
Pero no es necesario irse tan lejos. Podrás decir que no le tienes tanto cariño al maíz nativo, pero ¿te imaginas una vida sin tortillas?
Aprende más sobre comunidades que están luchando para conservar el maíz nativo.
*Imágenes: 1) George Bosela; 2) Óscar Ramón Canul; 3) y 4) AM Querétaro