La década de los sesentas arrojó varios movimientos de arte cuya premisa distinguida era la conceptualización (o re-conceptualización) de un objeto, a manera de Arte Conceptual. Éste, tomó varías formas a partir de Marcel Duchamp, con movimientos como Fluxus, Happening, grupos feministas, de performance, video arte y más. México también dio sus pinceladas de arte-objeto –en los años 70’s–, a través de colectivos como Proceso Pentágono, Taller de Arte e Ideología, Polvo de gallina negra y No-grupo, este último liderado por los Montajes de Momentos Plásticos, de Maris Bustamante, una de las primeras muestras de performance en México.
A Maris Bustamante le debemos mucho sobre la relación entre feminismo y arte conceptual, dos pensamientos que si bien ya hacían ruido en el mundo, México no tenía aún sus precursores. En No-grupo, Bustamante era la única mujer, y en su papel de tal, fabricó una figura muy inusual con un discurso crítico frente a los dogmas de género de la época. Además, en aquél entonces el esquema del arte en el país era únicamente académico, las artes no convencionales eran, si al caso, un intento exiguo de deconstruir arte. Y es justamente a partir de ese monopolio artístico que Bustamante decontruyó la escena creativa mexicana, adjudicándose el nombre de “la aplastadora de academias”.
Uno de sus proyectos más distinguidos es, plausiblemente, el que relaciona al taco –su imagen, simbología y origen histórico–, con el performance social, pero también con el sentido de apropiación de un objeto (en este caso el taco). Diversas erratas sobre la malinterpretación de que Bustamante tiene la patente del taco hacen eco en internet, sin embargo, el propósito es todavía más profundo.
Su Manifiesto de reconocimiento al taco, es una obra mexicana visual y literaria, cuyo objetivo principal fue el defender al Taco, símbolo cultural mexicano, de una completa expropiación por cadenas como Taco Bell –que existe desde los años 40’s y que en ese entonces era una empresa exitosa que había patentado bajo su autoría a la palabra taco al menos en su nombre–, así como de la distorsión de su significado mexicano original, cuya historia data a más de dos mil años.
Esta fue la obra que realmente patentó Maris Bustamante (de donde se desprende, también, su obra performática de corte social La patente del taco); un manifiesto que contiene: un enunciado plástico (fotografía en blanco y negro de un taco realizada por Alfredo Núñez), un enunciado literario (con un poético y un tanto erótico juego de palabras: “el taco es un acto que toca”) y tres cápsulas más donde se concentra la simbología del taco como “elemento de penetración cultural”, su secuestro y su patente.
Su proyecto, como advierte Bustamante, “fue definitivamente registrado en la Dirección General del derecho del autor de la SEP el 15 de mayo de 1979”, fecha en la que gracias a Bustamante México goza de una patente mexicana que rinde homenaje al taco. Aquí puedes leer más información sobre su obra directamente de las palabras de la autora (y realmente vale la pena hacerlo).