Desde lecciones para construir mejores formas de gobierno, hasta tips para llevar una vida más ecológica, de los pueblos indígenas y su saber sobre las culturas prehispánicas podemos aprender muchas cosas. No pueden faltar en ese sentido las matemáticas mayas.
El antiguo sistema numérico de los mayas es conocido en todo el mundo porque fue uno de los primeros en existir y porque estaba extremadamente desarrollado, a pesar de su elegante y sencilla forma de traducirlo a símbolos concretos (incluyendo el famoso símbolo maya que abstrae el 0).
Actualmente ha perdido vigencia entre muchos, pero para el investigador Luis Fernando Magaña, las matemáticas mayas son la forma perfecta de hacer que los niños mexicanos se relacionen con una materia tan delicada, compleja y necesaria.
Pero "si quieres rescatar tu herencia, tienes que hacerla útil" dijo Luis Fernando Magaña al Financial Times. Y así lo hizo: el profesor diseñó una traducción del sistema numérico maya con base 20 a nuestro sistema decimal y ha procurado que en las escuelas indígenas de Yucatán se utilice para enseñar matemáticas a los niños.
Por sus cualidades, los números mayas permiten comprender profundamente la forma en que se establecen relaciones materiales entre distintos conjuntos de objetos. El sistema es muy sencillo: un punto (representado materialmente por un frijol) es una unidad. 5 puntos hacen una raya (representada por un palito). La concha representa el cero.
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Esta traducción de "número abstracto" a cantidad física, que, además, se puede observar en el pizarrón, hace toda la diferencia. Al fin y al cabo, en la vida cotidiana, las matemáticas sirven para eso: para resolver la forma en que las cosas se distribuyen y se suman, restan, dividen o multiplican cuando se relacionan con otras cosas.
El resultado es precioso: por un lado, los alumnos yucatecos están reconectando con la cultura que, de alguna manera, han heredado. Además, están aprendiendo la función real de las matemáticas a través de experiencias y vivencias, no ensayos abstractos.
Sin duda, como menciona el sociólogo Manual Gil Antón para el Financial Times, esta forma de aprender empodera. Especialmente porque muchos de los niños en las escuelas indígenas tienen la percepción (bien fundamentada) de que su lengua y sus tradiciones ya no son valiosas. Pero lo son, no solo para quien tiene herencia maya, sino para todos.
Además (y tal vez lo mejor de todo) es que, en realidad, hay una cosmogonía entera que está detrás de esta forma de aprender. Un entendimiento del mundo que apuesta siempre por resonar con él. En ese sentido, es mucho más útil y satisfactorio hacer matemáticas con las manos, con todo el cuerpo, que solo en la cabeza.
*Referencias:
"The Maya maths revolution", Jude Webber para el Financial Times
"El poder de las matemáticas mayas", Verenise Sánchez para Prensa Conacyt
*Imágenes: Financial Times.