Dicen que cierta vez le preguntaron a un yucateco qué haría si se aproximara el fin del mundo y éste respondió: "¡Mare, si se acaba el mundo me voy pa’ Mérida!". Esta frase, además de formar parte del pensamiento colectivo y cultural mexicano, advierte una verdad incuestionable, con base en la realidad. Y es que Merida, en territorio maya, es la ciudad más pacífica de todo México.
Esta, la capital del estado de Yucatán, ha sido llamada la "Ciudad de la Paz" oficialmente, luego de que en 2011 le fuera entregado un premio por el Comité Internacional de la Bandera de la Paz. Tal es la razón de que sus habitantes puedan andar libremente por las calles a cualquier hora e, incluso, dejar abiertas de par en par las puertas de sus casas y negocios. En Merida, alarma encontrar entre los periódicos locales noticias sobre robos o violencia, pues resulta un fenómeno tan raro como intolerable por los ciudadanos que procuran mantener la tranquilidad de su territorio.
Tan sólo cifras del INEGI arrojan que el 72 % de los yucatecos cree que su estado es seguro. Pero más que creerlo, lo saben, pues son ellos quienes, en sus más ínfimas acciones cotidianas, construyen esa tranquilidad día a día.
El hecho de que Merida sea una ciudad tan envidiablemente pacífica atrae también otros beneficios colaterales. Ejemplo de ello es que entre sus habitantes persisten costumbres muy propias de su realidad cultural y mucho orgullo por sus raíces; una actitud compartida y celebrada por todos. Pero, más allá de admirar lo que esta ciudad y sus habitantes han logrado, podemos celebrar que, su “cultura de la paz”, haya sido practicada y reforzada día a día con una ingrediente fundamental: la unión de la sociedad por un fin en común. Un acuerdo comunitario con una alta carga de conciencia, pues esta ciudad no sería lo que es hoy, sin la colaboración de pobladores que desearon una mejor calidad de vida y lo lograron.
Así, el millón de habitantes que pueblan Mérida mantienen arraigadas sus costumbres, lo que les convierte en una notable diferencia, en relación a otros pueblos de México. A ello habría que sumar el desarrollo cultural que ha tenido la ciudad, siendo nombrada en dos años (2000 y 2017) "Capital Americana de la Cultura". De ahí que cada año se festeje ahí olimpiadas relacionadas a la ciencia, como la dedicada a las matemáticas. Además es sede predilecta del Festival Internacional de la Cultura Maya. Todo ello, sin duda, contribuye a la tranquilidad que se vive en la urbe, pues hacer la paz también es hacer cultura.
Mérida es así una anhelada parada para muchos connacionales y extranjeros, pues en ella la paz es más que una simbólica paloma blanca; es la realidad cotidiana.
*Referencias: Si se acaba el mundo, me voy a Mérida: cómo es y cómo se vive en la ciudad más pacífica de México
*Imágenes: 1) Adolfo Martínez; 2) barbbarbbarb; 3) Ronald Woan / flickr CC