La diversidad del paisaje mexicano tiene muchas ventajas (además de ser un deleite inmenso para la vista). La más destacada es que podemos presumir formas ultra variadas de fauna y flora. Por otro lado, la geografía de nuestro país es muy intrincada y, a veces, navegarla se puede volver muy difícil.
La movilidad es un asunto que se problematiza mucho para algunas comunidades de México; particularmente para los grupos indígenas que aún residen en zonas no urbanizadas. Este hecho es ambivalente y la forma de comprenderlo depende desde dónde se le mire.
Por un lado, significa que estas comunidades mantienen una conexión directa con la tierra que, en muchos casos, es sagrada, pero también vital para su supervivencia. Pero, además, implica una fuerte desconexión entre sus territorios y los servicios de salud y educación (que, aunque no todos quieran usar, deberían asegurar acceso universal).
Con esto en mente Víctor Matías García, un joven oaxaqueño originario de Villa de Etla, diseñó una impresionante motoneta ecológica que podría facilitar, en muchos sentidos, la movilidad de muchas comunidades mexicanas.
Esta motoneta no utiliza gasolina y sólo se carga una vez al año.
Conoce el invento de este joven indígena mexicano.
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— AJ+ Español (@ajplusespanol) July 22, 2019
"Caminante rojo" es el nombre del prototipo desarrollado por el ingenioso Víctor. Ideal para transitar los hermosos, pero complejos paisajes oaxqueños, esta eco-motoneta no necesita gasolina y solo se tiene que cargar una vez al año. En realidad, funciona utilizando la energía que se produce con la fricción que generan las ruedas.
Además, tiene sistemas de paneles solares que sirven para la iluminación y hasta llantas intercambiables entre todo terreno y pavimento. Por si fuera poco, está fabricada con materiales reciclados.
"[…] como principio básico tenemos una batería de inicio, el motor comienza a trabajar y en el proceso de movimiento del motor a la rueda hay una banda que los conecta […] en ese trayecto de giro entre la banda y la llanta colocamos nuestro generados [fabricado por él y su papá] para poder generar energía al momento de que se produce la fricción en la banda de distribución con el rozamiento del pavimento y la llanta." explica Víctor a El Universal.
Muchos problemas se resuelven con su sistema. Además del asunto de movilidad, el vehículo podría ser más accesible que uno convencional y al no necesitar gasolina representa menos gasto. De cualquier manera, el acceso a gasolinas y electricidad también está limitado en las comunidades y es muy caro.
Por el momento, la familia del Víctor ha financiado los siete prototipos, que son probados por vecinos y amigos. El joven espera que pronto puedan lanzar el producto al mercado. Nosotros también estamos ansiosos, no sólo porque es una idea genial que podría beneficiar a muchos, sino porque es una muestra más de que el ingenio mexicano puede cubrir casi cualquier bache.
Aunque, hay que decirlo: no es necesario borrar las formas de vida de estas comunidades para dotarlas de un hospital cercano y bien equipado, pero eso ya es responsabilidad de una instancia muy distinta (y a veces menos ingeniosa).