Las culturas prehispánicas americanas han fascinado desde hace siglos al imaginario europeo. Pocas veces ha sido tan evidente como en el trabajo del artista viajero Jean-Frédéric Waldeck, quien hizo una lectura particularmente excéntrica de la cultura maya y su estética, a través de una serie de retratos de dicha civilización que, mezclados con elementos de otras culturas, resultaron en una especie de pastiche visual cuya singularidad e imprecisión resultan deslumbrantes.
La visión estrafalaria de Jean-Frédéric Waldeck
La interpretación de la historia de América basada en las ideas del difusionismo ganó popularidad a finales del siglo XVIII y afectó de manera contundente en la producción intelectual a lo largo del siglo XIX.
Esta corriente arqueológica parte de la premisa de que todas las civilizaciones son derivadas directas de otras llamadas nucleares; esta rama de la arqueología ha estado envuelta en distintas controversias a lo largo del tiempo debido a sus dudosas bases históricas y visiones eurocéntricas estrafalarias. Uno de los cultivadores de este tipo de pensamiento fue, precisamente, el protagonista de este texto.
Jean-Frédéric Waldeck, sin duda alguna, fue un personaje enigmático y controvertido cuya vida, obra y pensamiento rayan en lo fantástico. Su biografía está llena de datos incomprobables: se le conoció también como el conde de Waldeck, Friedrich Von Waldeck, o Johann Friedrich Maximillien, entre otros títulos y nombres, todos ellos auto impuestos.
Tampoco existe un registro comprobable de su fecha o lugar de su nacimiento; probablemente nació el 16 de marzo de 1766 y durante su vida —que según algunos registros duró 109 años— él aseguró haber nacido en Praga, París y Viena, aunque también dijo ser británico y alemán; en ocasiones usando el título de duque y, en otras, de barón.
Waldeck también aseguraba haber sido parte de la expedición de Napoleón Bonaparte a Egipto y haber ido de pesca con el mismísimo Lord Byron, así como haber retratado a María Antonieta poco antes de su ejecución —nada de esto es demostrable. Incluso su muerte estuvo rodeada de hechos muy probablemente ficticios: se dice que murió de un infarto mientras contemplaba a una hermosa mujer en las cercanías de los Campos Elíseos, en París.
Es un hecho que el conde Waldeck hizo un viaje a México
Lo que es un hecho es que este personaje fue un artista, viajero, escritor, grabador y pensador europeo. También se sabe de cierto que en 1856 hizo una versión del escandaloso libro renacentista de imágenes eróticas I Modi, destruido tiempo atrás por órdenes papales; es un hecho, también, que Waldeck hizo un viaje a México contratado por una compañía minera en algún momento de su vida.
El trabajo resultó un fracaso, pero le permitió viajar durante una larga temporada por el país y pasar dos años, de 1831 a 1833, en Palenque. Durante esta temporada el supuesto conde habitó una de las pirámides de la zona arqueológica acompañado de dos concubinas mayas (o al menos eso cuenta su leyenda). De hecho, el hoy conocido como el Templo del Conde lleva ese nombre por la estadía de Waldeck ahí.
Su fascinación por la arqueología y las bellas artes lo condujeron a producir una serie de dibujos y bosquejos que retrataban, en principio, las ruinas o restos arquitectónicos de las zona arqueológica de Palenque; para después derivar en una serie de obras en apariencia reconstructiva de los usos y costumbres de la civilización maya.
La singularidad de dichas obras radica en que la mezcla de estilos arquitectónicos, de vestimenta, flora y fauna, simplemente no coinciden con la realidad sobre dicha cultura, y que reflejan un grado tal de fantasía que, se sabe, le valieron el desprecio de muchos expertos en el tema de la época.
En las obras que hizo Waldeck durante su estadía en Palenque es posible encontrar personajes "mayas" en posturas que parecen provenir, más bien, del arte hindú; se pueden encontrar retratos de leones y cabezas de elefantes (que, por supuesto, no formaban parte de la fauna de la región), escudos romanos, guerreros en posiciones que evocan el antiguo Egipto y motivos clásicos greco-romanos —una deliciosa mezcla sin sentido de culturas.
Las ilustraciones de Waldeck en sí mismas son de una manufactura impecable. Aún el más educado de los ojos tiene una reacción ante ellas. Técnicamente conceden y reflejan las virtudes de un artista que tal vez, en un intento por abarcar demasiados intereses en un solo espacio, dejó de lado la responsabilidad con la ciencia y la transmisión de conocimiento que una práctica arqueológica supone. Al presenciar las excentricidades a las que sometió dichos retratos no hay manera de no sorprenderse.
Cabe mencionar que durante el siglo XIX muchos adeptos al difusionismo, consideraron que las figuras representadas en la escultura y bajorrelieve de Palenque eran extensiones o derivaciones del arte egipcio, polinesio o de las diez tribus perdidas de Israel. Esto explica, en buena medida, el collage arqueológico y visual que el conde de Waldeck realizó sobre el papel.
Es muy probable que el artista estuviera frustrado por no ser lo suficientemente reconocido, y esperaba —a pesar de que su obra sobre Palenque y los mayas fue incluida en el Monuments anciens du Mexique (Palenque, et autres ruines de l’ancienne civilisation du Mexique) de Charles Étienne Braseeur de Bourbourg (1886)— ser reconocido mundialmente como un gran aportador a la cultura universal. Pero la historia es caprichosa y el hecho es que sus piezas, en su rareza y originalidad, brillan con luz propia hasta el día de hoy.
La manera en que Waldeck ficcionó y fusionó su vida y obra resulta notable. Tal pareciera que, además de ser un representante del difusionismo, podría ser considerado una gran influencia de las prácticas artísticas contemporáneas y sus bases teóricas. De una manera extraña y tal vez inconsciente aplicó los principios del obra de arte total o Gesamtkunstwerk, que Richard Wagner proponía, mientras este extraño personaje, desde una pirámide en ruinas al otro lado del mundo, retrataba del pasado hacia el futuro.
*Referencias:
"Jean-Frédéric Waldeck y sus invenciones de Palenque", Pablo Denier
"Brief Encounters with Jean-Frédéric Maximilien de Waldeck", Rhys Griffiths