Una de las maneras más sinceras de acercarnos al arte es cuando nace de un gusto genuino por una pieza, más allá de su valor financiero, la trayectoria del artista, o su potencial como inversión. Y, quizá, esta sea la manera de honrar a un mercado que pareciera, que actualmente, premia más la fama que la autenticidad.
Con un motor genuino como el anterior, la pareja de estadounidenses Alan Goldberg y Gertrude Schaffner Goldberg iniciaron una colección de arte y artesanías mexicanas desde su primer viaje a México a finales de los los 60´s, cuando llegaron a Ixtapa Zihuatanejo, un pueblo que en aquél entonces era una pequeñísima villa pesquera.
Con el tiempo su colección, cuyo único fin era el de ser contemplada en su casa, alcanzó piezas de hasta 86 artistas mexicanos (sobre todo grandes maestros artesanos), piezas que son un patrimonio cultural por su delicia estética, muchas de ellas creadas en remotos sitios.
Como es de esperarse, tienen algunos artistas predilectos, como ejemplo, solo de Josefina Aguilar de Oaxaca, coleccionan 118 piezas; a esta artista le admiran muchísimo, más aún cuando perdió la vista y continuó trabajando. Cuando Gertrude le preguntó cómo hacía, Aguilar contestó "no se trata de los ojos, se trata de las manos y la mente".
Entre otros artistas de los cuales conservan numerosas piezas están Luis Valencia Mendoza y Ricardo Linares Garcia. Su colección fue donada recientemente al Mexican Museum en San Francisco, el cual está afiliado al Instituto Smithsoniano. En sí, este acervo se trata de una documentación de más de 50 años por el arte popular mexicano, el cual todavía se desdobla en numerosas partes de México, como apunta este mapa.