En octubre de 2016 un fenómeno inusitado sorprendió a muchos en las 12 líneas del metro de la Ciudad de México. Los que presenciaron el suceso, intuyeron que se trataba de una rememoración al mundo prehispánico, pero no cualquiera.
El evento se hizo como parte de la intervención sonora Pulso de la artista mexicana Tania Candiani, y 200 mujeres tocaron teponaztlis, un tambor ritual cuyo uso estuvo limitado exclusivamente a los hombres en el Altiplano en México en tiempos prehispánicos. También tambores rarámuri, en una especie de reivindicación del rol de la mujer mexicana, y de la riqueza cultural que nunca deja de nutrir a México.
Primero, por grupos separados de unas 20 mujeres cada uno, orquestadas por una mujer con un tambor rarámuri, tocaron simultáneamente durante 3 horas en las 12 líneas del metro. Luego todas se unieron en la estación Refinería, colmando las escaleras de música, historia e inclusión social.
El teponaztli es un tambor que fue adoptado por culturas como la mexica y la maya; consiste en un tronco grueso de árbol, ahuecado, lo que hace que se conforme una cámara de resonancia. El sonido que cientos de teponaztlis formaron en el metro fue también una reflexión colectiva sobre lo subterráneo y la cuenca de México como parte de una investigación del proyecto Líquido: Deseo.
Candiani es una artista que conjuga investigación técnica de los artefactos (históricos o resultado de su invención) y el mundo sonoro y el lenguaje. Su trabajo ha formado parte del Pabellón de México en la Bienal de Venecia; puedes conocer más de su obra aquí.