Tlaxotlali, término náhuatl que significa barbechar: dar tiempo a la tierra para que se regenere, entre una siembra y otra.
En cada vez más centros de deliberación (los museos y espacios culturales son uno de ellos) se está gestando una nueva atención a uno de los puntos más imprescindibles de la actualidad: volver a mirar la alimentación como origen de nuestra salud psicológica y física.
Para conseguir alimentos sanos, desde luego, debemos dejar de lado la terrible concepción de la industrialización que tanto daño nos ha hecho, para volver a una agricultura sostenible, sana, nutritiva, y que además promueva lazos comunitarios en la cadena de producción.
En esta necesidad que salta urgente, volver los ojos a las prácticas ancestrales de cultivo parece lo más lógico. Y en México, por su puesto, tenemos una tradición a la qué hacer honor, y que aún no desaparece, por fortuna.
Para volver la mirada a estas técnicas, y para reflexionar sobre el cambio de era a la que podríamos verdaderamente aludir ahora con el daño ecológico que hemos causado, la Casa del Lago presenta una exposición que indaga en estos temas hasta el próximo 2 de Julio.
En esta muestra exhiben colectivamente artistas asociados al arte, la sonoridad y la tecnología, entre más disciplinas. Participan: Marcos Castro, Dulce Chacón, Ariel Guzik, María José de la Macorra y Oswaldo Ruiz.
También, como parte de la exposición, el miércoles 19 de abril, a las 19:30 hrs, se impartirá la interesante charla Productores de alimentos que implementan técnicas prehispánicas de cultivo y que resisten a las prácticas agroindustriales, en la que participan: Evangelina Robles de la Red en Defensa del Maíz, Angélica Palma de la AC Calpulli Tecalco e integrantes del colectivo Yolcan: Cultivo en chinampas.
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