La ventaja que tiene cualquier creador mexicano sobre muchos otros, es el acceso a una mezcla infinita de influencias. Así, es natural que la contemporaneidad esté sonorizada por música efervescente y fresca.
Y a pesar de eso, destacan propuestas como la de Valgur. El trío de jóvenes creadores oaxaqueños que en "Zapandú" —su último disco— integra con creatividad y elegancia sus influencias juchitecas; lo mejor del vintage pop (con un toque de vaporwave); algunos versos en zapoteco, y una justa dosis de denuncia social.
Su música es una auténtica delicia. La voz de Elizabeth Valdivieso es intensa y muy particular y las composiciones no podrían ser etiquetadas en un género específico, pero están tejidas con estructuras vibrantes y llenas de pequeñas sorpresas que desvían las sensaciones hacia sitios insospechados.
"Zapandú" es para escucharse con cuidado, aunque se puede bailar y en muchos contextos hace un buen fondo musical; pero tiene tanto que decir que simplemente vale la pena ponerle toda la atención.
La forma en que Valgur logra fusionar distintos aspectos de la cultura zapoteca con las influencias contemporáneas que evidentemente han extraído de internet es impresionante. Sin duda están abriendo las posibilidades para que los propios jóvenes oaxaqueños se aproximen a su cultura y la consuman.
Pero, además, ofrecen una serie de mensajes que son vitales para su generación y sin duda es satisfactorio que estén imbricados en estos sonidos tan ingeniosos, que pueden ser escuchados en cualquier momento. Es buena música y con causa.
Te presentamos, a continuación, algunas de nuestras canciones favoritas del disco:
Desnudx
“Desnudx” es un manifiesto. Es una oda a la multiplicidad de identidades sexuales y de género de nuestro tiempo. Al mismo tiempo es la exigencia de que la sexualidad, como rasgo de la subjetividad deje de ser, precisamente, motivo de sujeción. En nuestro tiempo cabe la posibilidad de imaginar un panorama donde la sexualidad deja de ser definitoria de nuestras conductas, de la forma en que somos representados por otros y nos representamos a nosotros mismos.
Rogelia
“Rogelia” es un regalo sonoro. Está cantada en zapoteco, pero tiene un tinte ultra vaporwave que la hace muy interesante. La canción es muy personal, habla de la inminente muerte de la abuela de Elizabeth. Su pérdida representa mucho para ella. Es también, en muchos sentidos, una pérdida para la cultura que sostiene su identidad.
Al mismo tiempo “Rogelia” es evidencia de que la globalización se puede abrazar en la particularidad, diversificando el mundo, en lugar de homogeneizarlo y hacerlo estéril. Como declararon en esta entrevista:
Es un diálogo entre la tradición y la globalización, ésta última que de manera latente atenta sobre la herencia cultural, condicionándonos así a habitar en esta irrevocable oposición; es la inquietante voz de una generación que adquiere dos personalidades: la de impotente espectador, pero también la de cómplice inconsciente.
El pozo
"El pozo" es una de las piezas más dolorosas y difíciles de consumir. Al mismo tiempo,es una de las mejor logradas. Es un viaje, en muchos sentidos. Sobre todo es un grito, que nos exige conectar con ese lado oscuro de la tradición y la cotidianidad: la enorme y compleja violencia social.
La indiferencia nos está matando, pues solo en esa actitud extrema uno se podría permitir herir tanto a otros. "El pozo" pone sobre la mesa la situación del país, pero, especialmente de Juchitán, un sitio que la está viviendo densa.
El video musical también está cuidadosamente construido: logra conmovernos, pero a partir de imágenes que funcionan como delicadas y precisas metonimias. No se trata de hacernos sentir mal o culpables, sino de hacernos sentir. Y Valgur lo logra; definitivamente.
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