El autoretrato ha sido una constante en la historia artística desde hace miles de años, e incluso, la pintura rupestre, quizá sea una especie de autoretrato colectivo. En estas imágenes que uno pinta sobre uno mismo, se plasma un sentimiento de la etapa en que uno se encuentra, porque nuestra sensación del yo, es distinta en cada una de ellas.
Poco antes de cumplir 77 años (de haber consumado 28 mil vueltas al sol, dice), y luego de 10 años de no haber presentado ninguna exposición de pintura, Francisco Toledo, presumiblemente (y para muchos, merecidamente) el pintor vivo mexicano más cotizado, decidió presentar Naa Pia, Yo mismo, una selección de 120 autoretratos hechos a lo largo de su vida, desde la adolescencia hasta hoy.
Según sus propias palabras, le causó muchísima impresión, y encantó, el autoretrato de Rembrandt que está guardado en Colonia, Alemania, e hizo su propia versión, inspirado en este. Llama la atención particularmente, sobre todo si se disfruta del trabajo de Toledo, que haya decidido hacer un recuento de su propia identidad, manera de autopercepción, de identificación con sí mismo, por medio de esta exposición.
Al respecto, y en entrevista para el País, compartió:
Voy a cumplir 77 años y quería reflejar, en la medida de lo posible, el deterioro, el paso del tiempo sobre el físico de uno, las barbas blancas, las arrugas…pues todo lo que le pasa a un hombre de 77 años. Soy yo, el que puede estar quieto, o puede estar frente al espejo, sin moverme, sin perder intimidad en el trabajo porque no hay otra persona a la cual estás dibujando.
La exposición está en el Instituto de las Artes Gráficas de Oaxaca, y puedes hallar mayor información, en este enlace.