Es curioso, pero en internet existe muy poca información sobre la artista mexicana, aún con vida, Carmen Esquivel. Hace más de cuarenta años su trabajo llamó la atención de grandes artistas como Rufino Tamayo y José Luis Cuevas, y de algún modo ellos la empujaron, convirtiéndola en una de las grandes figuras del arte naíf mexicano.
El arte naíf es una corriente artística cuya cualidad primordial es la ingenuidad y la espontaneidad, muy cercano al arte infantil, lejos de los cánones académicos. En la única entrevista que hallé en internet hecha a Carmen Esquivel por la galería Elsa Castillo habla sobre este tema (lo que además muestra su atrayente ingenuidad) y dice:
Cuando me decían que pintaba naíf yo no sabía ni qué cosa era esa palabrita naíf, y no sabía que era una corriente de pintor. Se oía feo, cuando el maestro Gamboa me dijo qué era naíf me dio hasta coraje y le dije que naíf sería él, porque yo no sabía ni lo que estaba diciendo.
El maestro Tamayo pidió que lo pintara a él y a su esposa Olga. En palabras de Esquivel, ese cuadro lo tuvieron colgado durante mucho tiempo en su recámara. Por su parte José Luis Cuevas también quedó encantando cuando Esquivel lo pintó luego de que este le contara sobre cuando estuvo en un prostíbulo en Panamá y luego "cuando estuvo en Chapultepec en su cama inglesa".
Entre estos personajes figuran Rufino Tamayo y su esposa Olga. Todos van al Cielo/ óleo en pintura
El personaje central de esta pintura es José Luis Cuevas. Los Invasores/óleo en pintura
Las únicas imágenes de la obra de Esquivel en internet las conseguí asimismo en un video hecho por la galería Elsa Castillo sobre una retrospectiva de su obra que se realizó en el 2011 en San Luis Potosí, ciudad de la que es oriunda esta artista.
Sobre su pintura
La estética de las figuras de Esquivel son tan espontáneas (sin pretensiones artísiticas) que aparecen muy similares a las plasmadas durante cientos de años en los ex votos que las personas colocaban en las iglesias para agradecer a Dios, a un santo o a la virgen por algún favor recibido. Sus escenas siempre llevan un halo onírico, y recuerdan a aparentes escenarios plasmados de mitología. En ocasiones, saltan personajes o sucesos que parecieran, como a ella en su momento le dijeron, “disparatados”.
Desde hace cuarenta y dos años que empecé a pintar (esto lo declaró en el 2011 para la misma galería). Yo creo que no ha variado mucho lo que hago. Entonces pintar lo que uno siente, lo que uno quiere aunque sean a veces cosas, me decía el maestro Gamboa, disparatadas. (..) A veces las personas no entienden, me dicen, ¿por qué pintas así? porque es una forma de presentar lo que yo soy y cómo me manifiesto yo.
La honestidad de su obra salta fresca. Cuando aparentemente sus pinturas son simples dibujos que podría haber realizado cualquier persona sin instrucción, su apabullante creatividad derrumba la anterior noción. Sus personajes, con una personalidad propia y encantadora, son identificables en cualquier parte del mundo.
*Imágenes: galería Elsa Castillo