La pieza audiovisual Soy Cenote, además de abrir un espacio genuino para reconectar con el mundo natural, ganó el premio #CreateCOP26.
El cenote es, sin duda, una de las formaciones naturales más arrobadoras del mundo. Sus aguas, que juegan un papel ecológico fundamental, forman parte de la historia y cultura de la Península de Yucatán. Son, en todo sentido, espacios sagrados.
La deportista mexicana Camila Jaber lo sabe, pues estas prístinas aguas son un elemento indisoluble de su forma de vida. Esta joven de Quintana Roo logró el récord nacional en apnea sin aletas con una marca de 58 metros en 2020. Pero eso que atesora y mueve su voluntad, hoy está en riesgo. Los cenotes, ventanas a un paisaje subterráneo y fuente de vida incuestionable de la región, están siendo amenazados por fuerzas externas como el desbordante desarrollo urbano no planificado –ni regulado–, el turismo masivo y el uso de pesticidas y fertilizantes que se filtran al gran acuífero maya. Y si la contaminación de una zona sagrada como esta no fuera poco, también se termina afectando al océano; estas formaciones de agua conectan con él.
Es por ello que Camila Jaber decidió hacer algo al respecto y presentarlo dentro de la COP26.
Esta pieza nos recuerda que el ser humano no es un elemento ajeno del entorno, sino parte de él. Esta pieza nos invita a evaluar la relación que tenemos con la naturaleza y, desde esa enunciación, imaginar otras formas de existencia.
Si te gusta esta propuesta y te interesa involucrarte en la recuperación del acuífero maya, checa este proyecto.