Está comprobado que ser agradecido promueve enormemente la felicidad y sentido de la vida. México ha sido siempre un país muy religioso, y entre sus expresiones místicas el agradecimiento ha sido uno fundamental.
Desde época prehispánica miles acudían al cerro de Tepeyac a agradecer a Tonantzin (Nuestra Madre). Hoy millones continúan haciendo peregrinaciones, mucho para pedir favores, aunque en gran parte para agradecer por lo recibido.
Luego de la conquista, con la religión católica adoptada, los exvotos en las iglesias fueron convirtiéndose en una de las manifestaciones de gratitud más comunes, y sin intención de por medio, una de las maneras de arte popular más naïf y sincero.
El proyecto Autopsia de la Psique realizó una increíble selección de ex votos que forman parte del acervo de la Basílica de Guadalupe; esta iglesia es la única que lleva un total control y documentación de sus exvotos (con al menos 1,300, fotografiados y guardados).
La ironía del mexicano, naturalmente, se expresa en esta forma de arte y quizá de la manera más honesta, puesto que en estos se habla hacia lo divino, sin tapujos; desde la idiosincrasia más pura.