Hay lugares que juegan con nuestra capacidad de separar lo imaginario con lo real. A pesar de que la materia nos advierte que "si existen", al contemplarlos no podemos evitar asignarles, al menos parcialmente, un lugar en nuestro acervo de sitios fantásticos. Y esto es precisamente lo que ocurre al ver fotografías de la cueva de los cristales ubicada en la Mina Naica, al norte de México.
Se trata de un resplandeciente nido de estalactitas brillosas, de todos tamaños (incluidas algunas de 12 metros). Una cueva desbordada de "espadas" de selenita –material que se asemeja al hielo o al cuarzo. Y si alguien desea internarse para caminar entre ellas, tendrá que consumar una hazaña sumamente riesgosa: el tesoro está protegido
Descubrimiento
Descubierta en 1794, la Mina de Naica se ubica a 140 km de la ciudad de Chihuahua, y es la principal productora de plomo, zinc y plata en el país. Fue hasta abril del 2000 cuando dos mineros, tras descender a 290 metros de profundidad, en un ambiente de 37 grados centígrados y una sensación del 60% de humedad, se encontraron con la cámara de cristales. Después atravesaron un túnel donde la temperatura asciende a los 50 grados y entonces floreció por primera vez ante los ojos del hombre este paraíso mineral.
Ambiente
La cueva es de unos 45 metros de extensión y esta repleta de formaciones de selenita. La selenita es un material que tarda años en crecer, sin embargo, aquí logras encontrar pilares de 11 metros de longitud y 5 toneladas de peso, piezas que tardaron 400 mil años en formarse.
Formación
Las altas temperaturas de este punto se deben a que a dos kilómetros de profundidad hay una cámara de magma que calienta el agua de la montaña. El origen de los megacristales de Naica se debe a que la cavidad era como una burbuja en medio del cerro. Debido a la temperatura corrieron líquidos y gases entre grietas y fracturas que traían sales de sulfuros en exceso. Cuando se penetra la cavidad cambia la presión del ambiente creando los enormes cristales.
Cuidar el tesoro
Esta maravilla natural plantea dos necesidades, la primera tiene que ver con el acceso: ¿Cómo se podría visitar el lugar sin poner en riesgo la salud y la vida? La segunda, con su resguardo. ¿Cómo se garantizará la conservación de este espacio? Al mantenerse guarecida en las profundidades del cerro no había amenaza para el tesoro de Naica, pero conforme la curiosidad humana avanza hacia sus entrañas y crecen las posibilidades de algún día acceder a ella, entonces esta maravilla se vuelve una responsabilidad para quienes desean conocerla y disfrutarla.
* Imágenes: 1) Alexander Van Driessche / Creative Commons; 2) Flickr / mockbird