Las editoriales independientes, tanto en México como en el mundo, son la respuesta ante dos situaciones particulares: la necesidad y el amor al oficio. En un mundo cada vez más poblado y globalizado, es un reto mayúsculo producir arte y vivir de él, así como atrapar el interés del público por más de unos minutos. Si bien la información, de todos los colores y sabores, está al alcance de nuestras manos, esta libertad conlleva un precio que hay que pagar. La cultura de la inmediatez ha cambiado drásticamente la manera en que percibimos al mundo y a sus habitantes.
Hoy en día, lo que la mayoría de la gente busca son datos breves y concisos, simplificados para procesarlos rápidamente y pasar a lo siguiente. De esta manera, las redes sociales nos bombardean con cápsulas predigeridas que satisfacen, aunque sea por unos segundos, nuestra insaciable curiosidad, al tiempo que empobrecen nuestras capacidades de análisis y discernimiento. Ante un panorama tan desalentador, las nuevas generaciones están tomando las riendas.
Las editoriales independientes de México están conformadas por lectores ávidos, por personas que profesan un amor inquebrantable al oficio de la lectura. Porque eso es la lectura: un oficio. Comienza con alguien que lee un libro que le cambia la vida, y decide que, si quiere que esos libros permanezcan y no se acaben, debe actuar por cuenta propia. De esta manera, surgen los espacios que dan un espacio para que las nuevas voces se expresen y no se ahoguen en el tumulto de la vida cotidiana.
También está el obstáculo del mercado que, como en muchas otras esferas, está dominado por los grandes corporativos y empresas que producen contenido a granel. La gran diferencia de las editoriales independientes es que no solo se enfatiza el resultado, sino que el proceso es igual o más importante. A pesar de que los recursos y los tirajes son más reducidos, confeccionan artículos de gran calidad, los cuales demuestran el esfuerzo y el afecto de los responsables de su génesis.
Esta selección cuidadosa busca crear espacios donde se forme una comunidad de individuos que comparta este amor y este compromiso con el arte, con el objetivo de potencializarlo y extenderlo a toda la población del país. De esta manera, el acto de leer no solo se hace en soledad, sino que se vuelve una acción comunitaria. Escribir, editar y publicar se convierte en un acto de resistencia y determinación. El diálogo entre autor y lector es más rico y cercano que nunca.
Muchas de estas editoriales independientes también aplican su creatividad al modelo de sostenibilidad. Para mantenerse a flote, no solo se quedan en la venta de libros, sino que buscan otras estrategias para complementar y enriquecer su oferta al público. Algunas venden mercancía complementaria, como pines, postales, bolsas, marcadores y artículos por el estilo. Otras, buscan patrocinios comerciales afines a su contenido o utilizan plataformas de crowdfunding, por ejemplo.
Sin embargo, más allá de los métodos particulares que cada una pueda tener, todas buscan lo mismo: una comunicación saludable y crítica que estreche lazos y muestre que el camino a seguir es apoyarnos mutuamente, y no competir sin cuartel de la manera descarnada que nos ha enseñado en sistema en que vivimos. La solidaridad, la congruencia, la fraternidad y la empatía son las piedras angulares de estos proyectos. Para que te familiarices con ellos, acá hay algunas editoriales independientes que vale la pena apoyar:
Más arte mexicano en acción: los paisajes de las cajas de cerillos La Central.
*Imagen destacada de: tragaluzeditores.com