Cuando pensamos en la ciudad de Guanajuato, en sus atractivos, es difícil no traer a la memoria una de sus mayores atracciones turísticas: las momias. Estas se han consagrado como un vistoso y un tanto lúgubre distintivo de la ciudad. De hecho, la popularidad de estos cuerpos parcialmente suspendidos en el tiempo ocupa ya un lugar especial en el imaginario colectivo del país (incluso El Santo luchó contra ellas en una de sus películas).
La momificación de estos cuerpos se debe a una confluencia de variables medioambientales (como la alcalinidad, la falta de humedad y otras). Es decir, estos procesos ocurrieron de forma natural y no responden, como por ejemplo en el caso de Egipto, a una práctica mortuoria ritual. Esto último ha intrigado a arqueólogos y especialistas quienes a lo largo de la historia han tratado de descifrar la azarosa configuración que propició este fenómeno.
A pesar de su popularidad, al hablar de las momias de Guanajuato prácticamente nadie repara en un aspecto fascinante de estos cuerpos: su calzado. Buena parte de los 111 cuerpos momificados que se encuentran en el Museo de las Momias de Guanajuato corresponden a principios del siglo XX, lo cual nos sugiere que en aquellos tiempos la vestimenta, y en particular el calzado, gozaban de una estética sugerente.
Así que te invitamos a que la próxima ves que hagas una visita a estos célebres cadáveres, no dejes de disfrutar su fashion post mortem, realmente vale la pena. A fin de cuentas la estética genuina está llamada a atravesar, siempre fresca, las praderas del tiempo.
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Imágenes: Archivo +DeMX