Para que el brujo te dijera si te curarías o no, te echaba el maíz rezando a los dioses de la montaña
Los antiguos mexicanos se valieron de la observación de su entorno para intentar influir en él. Al no poder explicar muchos fenómenos físicos, espirituales, meteorológicos, políticos, sociales que a su alrededor se desarrollaban, recurrieron a la magos para poder entenderlos. La función de los chamanes, brujos, agoreros, adivinos, curanderos, médicos, brujos, hechiceros, yerberos etc. en sus sociedades no solo era la de curar los males sino de darle al individuo un razón cosmogónica relacionada con su día de nacimiento, el Tona (un animal que correspondía con el día de nacimiento de la persona y al cual se le atribuía influencia sobre el consultante) y los elementos que podrían curarlo de acuerdo al padecimiento que sufría.
Los métodos de adivinación eran diversos, dirigidos hacia todo tipo de actividades que iban desde el éxito en la caza, pasando por las actividades de combate, políticas, amorosas, religiosas y otras cotidianas, como hacer que la lluvia cayera o simplemente sacar el aire malo de las personas que aseguraban haberlo adquirido.
Por ejemplo los adivinos le echaban el maíz a una persona para saber si alguien se curaría de alguna enfermedad que padeciera. Se sentaban frente al enfermo sobre un tipo de escabel reservado para las mujeres, prendían en una vasija de barro goma de copal, juntaban 20 granos de maíz y dependiendo de la posición en los que los granos quedaban acomodados luego de echarlos sobre una tela, determinaban si el enfermo se curaría o no. Si los granos apuntaban hacia el este y se podía trazar una línea sin que ésta tocase ninguno de los granos partiendo a la mitad el conjunto, se curaría; si por el contrario, se arremolinaban formando un hueco, quería decir que en ese hueco el enfermo sería enterrado pues moriría.
Curioso era el vaticinio resultado de que un grano quedara arriba de otro pues esto significaba que el enfermo estaba siendo castigado por sodomía.
Otra manera era la adivinación por medio de cuerdas. El hechicero realizaba varios nudos en una cuerda, dependiendo del consultante y la gravedad de la enfermedad; si los nudos se mantenían frente a cualquier tensión, quería decir que quien padecía se mantendría enfermo con tendencia a empeorar, si los nudos con facilidad eran liberados, esto quería decir que el enfermo sanaría.
Pero sin duda uno de los procedimientos que más llaman la atención por su radicalidad era la de la adivinación del hurto. El cual consistía en sentar a los sospechosos de haber robado. Se tomaba una escudilla que contenía una culebra viva. Si el ladrón no estaba entre los concurrentes la culebra volvía a enroscarse en su vasija, pero si el ladrón se encontraba presente. La culebra se arrastraba hacia él levantando la cabeza. Entonces el susodicho era aprendido. En este caso se puede conjeturar que posiblemente era un movimiento de la conciencia del indiciado el que llevaba a la áspide a señalarlo.
Finalmente otra forma de adivinación era por medio de mirar el agua, en caso de que los pequeños padeciera enfermedades graves o que los padres sospechasen que el infante hubiera perdido el tonalli (el espíritu del niño); en este caso se ponía la cara del niño sobre una jícara de agua y el curandero si veía el reflejo opaco o difuso quería decir que la enfermedad empeoraría si por el contrario la imagen era clara, ese era un signo de que el niño mejoraría.
Como podemos ver para los antiguos, salud, enfermedad y muerte, estuvieron fuertemente relacionados. Todo tenía que ver con los elementos de los cuales sus dioses se deprendían. Así, si la enfermedad llegaba era también una consecuencia del deseo de las divinidades, otras ocasiones estas dolencias eran enviadas a los hombres por no seguir las reglas de conducta preestablecidas. En otras estas enfermedades eran el resultado de choques con brujos con poderes sobrenaturales o simplemente por la envidia de algún semejante.
Referencias sacadas de La brujería en el México Antiguo de Eduard Seler.
*Imagen: Claudia Andujar