Giovanni Francesco Gemelli Careri (1651-1725) presumió haber dado la vuelta al mundo. El calabrés se habría entregado a la exploración del planeta tras abandonar su carrera como abogado. Muchos han puesto en duda que haya realmente visitado tantos lugares como reportó, o que siquiera haya emprendido viaje alguno. Pero lo que realmente nos concierne, son sus crónicas de viaje ilustradas: si en realidad Gemelli viajó, estamos ante una fascinante documentación del siglo XVII; si no, entonces tenemos en sus crónicas ficticias una espléndida obra de arte.
En todo caso, el volumen VI de su crónica viajera Giro del Mondo (1699) lo dedicó Gemelli a la Nueva España. La obra, además de entretenidos comentarios, incluye fantásticas ilustraciones. Entre estas, destaca una lamina del geógrafo español Don Carlos de Singuenza, una especie de guía ilustrada que muestra personajes, plantas y escenas, y ubica múltiples lugares. También, vale la pena detenerse en aquellas láminas que ilustran a los gobernantes locales con sus atuendos, una hermosa representación calendárica o el mapa hidrográfico de la región central.
Lamina que muestra a personajes peregrinando de manera excéntrica; símbolos inquietantes, representaciones de lugares específicos –entre ellos Chapultepec, Zumpango, Ápan, Tlatelolco, Azcapotzalco y Huixquilucan– o de cuerpos desmembrados. (click aquí para navegar una versión mucho mayor).
Este mapa, encabezado por el gran lago de México Tenochtitlán, muestra los ríos y montañas que lo rodean, por ejemplo el Río Tula (en lo que hoy es Hidalgo), al oeste, o las montañas de Tepoztlán (Morelos), al sur. De acuerdo con Gemelli, el mapa “Un borrador hidrográfico de México, posado sobre sus lagos” fue trazado por el ingeniero francés Adrian Boot.
En cuanto al par de láminas con representaciones de distintos personajes, ya sean comunes, monarcas o incluso deidades, aquí aparecen los tlatoanis Axayácatl, Tizoc, Moctezuma segundo y Ahuízotl, además de un guerrero (“un soldado mexicano” que por cierto presume la cabeza de un enemigo atada a su cinto), unos mineros españoles y Tláloc, dios de la lluvia.
Vainilla, cacao, zapote negro, aguacate y maguey, cinco de las más preciadas joyas que México presume entre sus numerosos ingredientes naturales originarios. Un merecido tributo por parte de Gemelli, quien seguramente quedó maravillado en caso de haberlas probado.
Más allá del valor histórico que las crónicas viajeras de Gemelli puedan tener, este material es un homenaje a la liminalidad de México –territorio donde ocurren tantas cosas al borde de la fantasía que a veces confunden a quien cree que existe solo una Realidad.