Acapulco, lugar predilecto de descanso para la farándula durante la segunda mitad del siglo pasado (y para intelectuales como Anaïs Nin), hoy, como suspendido en los 70´s, aún guarda su encanto. Sus playas más populares, Caleta y Caletilla, ubicadas "en el corazón del centro histórico”, tienen un singular oleaje apacible, pues están protegidas por la Isla de La Roqueta, que funciona como valla del oleaje del Pacífico. Ahí, hoy se sigue dando un fenómeno turístico hermoso y todo un clásico: los paseos en sus lanchitas de vidrio.
En ambas playas es posible abordar estas lanchas de piso traslúcido. En económicos paseos estas folclóricas y poéticas naves proyectan la vida marina entre tus pies. Los paseantes te darán información sobre la historia de Acapulco (recuerda que te encontrarás, allí, en la zona donde todo comenzó).
La efigie sumergida de la Virgen de los Mares abrazada por peces, algas y el velo azul que le inunda, es otro de sus atractivos. Llegarás también a un pequeño islote rocoso llamado La Yerbabuena donde los lugareños acoplaron una Virgen de Guadalupe y las piedras están graffiteadas; un contraste notable.
Si lo deseas, estas transparencias también pueden llevarte a la Isla Roqueta, un delicioso lugar de descanso. Los paseos en lanchas de vidrio en Acapulco, silenciosamente, han sido uno de los iconos identitarios de este Puerto. Tomarlas es un pase directo al contacto con lancheros que por generaciones se han dedicado a estas guías; y es acercarte, quizá, a los locales más arraigados a Acapulco.
*Imágenes: 1,2,3,4,5,8) Archivo Más de Mx; 6)madrigalbienesraices.com.mx; 7) rodandopormexico.com