Existen tres formatos pictóricos sin los que la pintura en la cultura maya no hubiese podido ser tan imprescindible en el entendimiento de sus símbolos culturales; estos son los murales, los códices y la cerámica. Por medio de este último es como según se sabe, los mayas inventaron la tira cómica.
La comparación se planteó cuando el lingüista e investigador holandés Søren Wichmann, lanzó un libro en el que se pregunta y responde porqué fueron los mayas quienes iniciaron con esta actividad y no los orientales. Wichmann, quien además es experto en narrativa visual, nos confirma que la imagen puede llegar a ser de la misma naturaleza que el habla o los gestos manuales, y esto de alguna manera se traduce en una forma alternativa de lenguaje.
Para los mayas, estas vasijas –decoradas con una tira de dibujos y jeroglíficos que desembocaban en un suceso generalmente humorístico y divertido–, se obsequiaban como muestra preciada que en ocasiones se intercambiaba para facilitar negociaciones políticas y construir alianzas. Recientemente la BBC dio a conocer algunas de estas famosas tiras cómicas realizadas por los mayas, las cuales, si se observa bien, cuentan una historia a través de figuras y símbolos.
Cada lenguaje visual puede evolucionar sus propios vocabularios y gramáticas. Las cerámica maya, especialmente –la cual por cierto, posee en su mayoría un manejo de tonalidades y colores radiantes– es parte de un importante legado prehispánico que nos invita a imaginar, a través de un holograma antiguo como lo es la vasija y los colores pintados con minerales y flores, su mitología y su vida del día a día; sus trascendentales batallas o simplemente una hilarante tira cómica prehispánica.