La muerte, para el mexicano, desencadena una familiaridad juguetona a pesar del miedo gestante al más allá. En palabras de Octavio Paz: "el mexicano la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme con ella, es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente." Se trata de un elemento al que se le integra en un ciclo cosmogónico del pasado, presente y futuro, en una continuidad que marca "un eterno embrión".
Inclusive documentos oficiales de la Iglesia católica advierten la existencia de registros sobre ceremonias en las que los indígenas de San Luis de Paz, Guanajuato, adoraban a una figura similar mediante ritos dedicados a un esqueleto al que, desde 1797 ya llamaban Santa Muerte. Si bien esta devoción estuvo condenada por la iglesia, los más fieles debían rendirle oración a escondidas así como tener altares en rincones poco accesibles. Fue de este modo que la Muerte se convirtió en una festividad llena de colores, fiestas, alegría, risas y arte para aceptar a "la Flaca", "la Santísima", "la Chiquita", "la Señora", "la Dama blanca", "la Niña", "la Dientuda" o "la Calaca", entre otros apodos más.
Observar atentamente los ritos y sacrificios con respecto a la muerte resulta apasionante, se trata de recorrer la vida de la muerte desde los orígenes prehispánicos, en donde se veneraba a las deidades que representaban a la vida y la muerte; hasta el momento en que se convirtió en una dualidad en que se le espera y festeja, y a la que se le teme y llora.
Y el lugar para hacer este recorrido ancestral y cosmogónico es el Museo Nacional de la Muerte de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, localizada en el centro de esta ciudad. Este sitio se especializa en la difusión de objetos relacionados con la muerte y su simbolismo en México, los cuales pertenecieron a la colección del grabador Octavio Bajonero Gil quien los donó a dicha institución.
Desde el 2007 el lugar muestra una iconografía de la muerte y el arte funerario en el desarrollo histórico-cultural de México, a través de una personalidad renovada, festiva y colorida que inunda sus diez salas de exhibición, entre ellas el Inframundo, Visión Prehispánica, Mundo Novohispano, México Independiente, Época Contemporánea, Neo-prehispánica, De Calaveras, Funerario y Ritual.
Actualmente el Museo Nacional de la Muerte cuenta con un acervo de 2 mil relacionados con el tema de artesanos como José Guadalupe Posada, Francisco Toledo, Roberto Montenegro, Manuel Manilla, Leonel Maciel, Benjamín Domínguez y Teolinca Escobedo. Inclusive algunas de las piezas prehispánicas son auténticas; otras, copias fieles de los originales. Por lo que el lugar pretende mostrar una cara colorida y única de la muerte, en donde las manifestaciones tradicionales de la muerte se viven en el papel picado y las calaveras de azúcar.
Dirección:
Rivero y Gutiérrez x Jose Maria Morelos y Pavon, Zona Centro, 20000 Aguascalientes, Ags.