Uno de los personajes que más ha sabido contarnos la realidad histórica política y social de México luego de la Revolución, ha sido Jorge Ibargüengoitia. Quizá no lo habría hecho con este tino de no ser por su perspicaz sentido del humor; decía Oscar Wilde "Si quieres decirle la verdad a la gente, hazle reír, de otra manera te matarán".
El humor impreso en los libros de Jorge Ibargüengoitia era parte también de su personalidad en la cotidianidad. Ibargüengoitia disfrutaba la vida, en parte porque sabía abordarla desde su misma ironía.
En palabras de su esposa, la enternecedora pintora Joy Laville, Jorge Ibargüengoitia fue un hombre "siempre alegre y dispuesto", un "viajero incansable", un "buen cocinero que nunca seguía las recetas porque le gustaba aventurarse" y un amante de la fotografía, el ajedrez y la paella.
Presentamos algunas de las frases que muestran la personalidad cómica de Ibargüengoitia:
¡Oh, dulce concupiscencia (lujuria) de la carne! Refugio de los pecadores, consuelo de los afligidos, alivio de los enfermos mentales, diversión de los pobres, esparcimiento de los intelectuales, lujo de los ancianos.
Lo triste o lo alegre de una historia no depende de los hechos ocurridos, sino de la actitud que tenga el que los está registrando.
El arte de amar se reduce a decir exactamente lo que el grado de embriaguez del momento requiera
…. Si no voy a cambiar al mundo, cuando menos quiero demostrar que no todo aquí es drama
Me quedé enganchando (con la cerveza). Ahora comprendo que fue uno de los momentos culminantes de mi vida
Es tan grotesco, que me produce ternura.
-¿Qué toma usted?, le pregunté
-No bebo, me contestó
Y deveras no bebía. Ese era uno de sus peores defectos
Una muchacha decente tiene que ver inmoralidades en el cine, porque hay cosas que es indispensable saber
El taco sudado es el Volkswagen de los tacos: práctico, bueno y económico
Los que se levantan temprano a fuerzas constituyen un grupo social de descontentos, en donde se gestarían revoluciones si sus miembros no tuvieran la tendencia a quedarse dormidos con cualquier pretexto y en cualquier postura