En la cultura general, al gobierno y forma de organización política en Mesoamérica los asociamos con la monarquía. Reyes que fueron parte de un linaje, y que siempre estuvieron ligados al consenso divino.
Pero el trabajo de un grupo de arqueólogos desde hace décadas está generando resultados sorprendentes en torno a una cultura en específico donde se desarrolló una forma de gobierno, que, de hecho, se parece mucho más a la de una democracia que a la monarquía.
El sistema monárquico genera una división de clases muy marcada, donde es muy poco probable ascender de nivel socioeconómico. De esta manera, las divisiones del trabajo están simplemente relacionadas con el nicho social donde se nace. Una sociedad más igualitaria, sin embargo, requiere de mayor movilidad social. Es decir, cuando se cuenta con méritos propios es posible ascender, o bien, situarse en otro sector socieconómico diferente al que se ha nacido.
En el México prehispánico existió una sociedad que compartía las decisiones con una especie de senado, donde hasta 50 personas tomaban las decisiones de Estado, pero además, los mejores guerreros (aunque nacieran como parte del pueblo en general) podían acceder a este nicho de toma de decisiones. De esta manera, el poder era repartido y no lo ejercía llanamente en una persona.
Hablamos de los Tlaxcaltecas, los mismos que se unieron a los españoles para derrotar a Tenochtitlán. Podría decirse que este grupo fue el único capaz de librarse de la conquista mexica en sus alrededores, y por ello los tenían medianamente sometidos por medio de la famosa Guerra Florida. Este señorío fundó hasta 21 pequeñas ciudades-estado, a su altépetl más importante (una especie de grupo cultural asentado), se le conocía como Tlaxcallan.
¿Democracia temprana en Tlaxcallan?
Arqueólogos como Richard Blanton de la Universidad de Purdue, Indiana, o Lane Fargher, del instituto Cinvestav en Mérida, afirman que la tlaxcalteca fue una de las sociedades al rededor del mundo cuya organización fue más comunitaria, y cuyo poder estuvo más distribuido.
Los arqueólogos no le llaman en sí una democracia, pero afirman que se le parecía en cuanto a la distribución del poder.
Estas son algunas de las diferencias de la forma de gobierno de Tlaxcallan que lo sitúan como un gobierno más comunitario, más democrático:
- Tenían grandes plazas, haciendo énfasis con ello más en el espacio público que en los palacios y edificios ligados al poder.
- Las decisiones eran tomadas por una especie de consejo (tipo senado) integrado por unas 100 personas, el líder máximo debía generar una especie de consenso, o incluso acatar decisiones de otros.
- En la cultura tlaxcalteca cualquier hombre podía llegar a convertirse en el líder.
- Mientras en la mayoría de las ciudades mesoamericanas, la plaza estaba situada en el centro, y rodeada de palacios, para los tlaxcaltecas cada barrio tenía su propia plaza. Incluso, los grandes templos o palacios estaban distribuidos en los barrios, no únicamente al centro de la ciudad.
- También, mientras en las sociedad maya, por ejemplo, a simple vista eran reconocibles las distintas clases sociales, en Tlaxcallan las personas comunes también tenían pertenencias similares a las de los gobernantes, incluyendo su ornamento y joyas. Es decir, uno no podía decir la clase social de alguien por la pura apariencia, algo que salta, incluso hoy, cuando por la gran desigualdad las democracias modernas no consiguen lo anterior.
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