La cultura es un legado que siempre el humano ha buscado preservar. Tenemos como muestra las miles de pinturas rupestres que habitan el mundo. La necesidad de comunicar, de transmitir nuestro lugar y momento de vida, es una constante innegable.
Y si algo llegara a sucedernos como civilización humana quizá lo único que podríamos legar sería la cultura que hemos construido durante miles de años, y que justo ahora se ha homogeneizado más que nunca (con sus respectivos contras). Sin embargo, tenemos también más que nunca acceso a información de los numerosísimas culturas que fueron desarrollando los distintos grupos humanos.
Parte innegable de este conocimiento es la relación de los grupos con su agricultura. A partir del descubrimiento de esta, fue posible el desarrollo de las artes y demás ciencias. En México, por ejemplo, podría decirse que la cultura se generó y propulsó desde la domesticación del teocintle (cuyo resultado fue el maíz).
Las semillas, así, son nuestro sustento vital y también de la cultura, por ello desde el 2008 un proyecto de almacenamiento de la cultura humana ha llamado la atención enormemente. Su nombre es Bóveda Global de Semillas (Svalbard Global Seed Vault), está ubicado en la isla de Spitsbergen, en el archipiélago de Svalbard, en el Ártico Noruego, y resguarda las semillas del mundo, miles de ellas, con un registro hasta 2014 de casi un millón de muestras.
El proyecto, que consiste en una bóveda impermeable capaz de quedar enterrada bajo la nieve, soportar inundaciones, actividad volcánica, terremotos, etc., es una especie de edificio futurista-modernista financiado por el gobierno de Noruega y algunas otras fundaciones.
Su labor, sin embargo, también se está expandiendo al resguardo de documentos importantes de la historia del mundo. México, desde luego, ha enviado sus contribuciones entre las que destacan algunos Códices prehispánicos, la Constitución, el Himno Nacional, el Acta de Independencia.
Todos los documentos de la bóveda han sido guardados en medios análogos, como una manera de asegurar mejor su preservación. Todo lo contenido allí adentro, en esta biblioteca, sobrevivirá hasta mil años en las condiciones más inhóspitas.
*Imágenes: 1) newsinfo.inquirer.net; 2 y 3) Heiko Jungo