Chapultepec, de entrada, te suena a abstracción. Es el nombre de uno de los metros más concurridos de la línea rosa. Algo tiene que ver con la historia y sospechas que la palabra sugiere alguna cosa en náhuatl, o eso te dijeron en la escuela. Es, para muchos, una suerte de referencia geográfica, pero demasiado amplia, que no termina de concretarse. Aunque, sobre todo, es el bosque. Un bosque inmenso en muchos sentidos, que se guarda algunos de los museos más entrañables del país (muchos que tampoco recuerdas bien, porque los visitaste en la primaria).
Pero, ¿sabías que esta abstracción encarna en materia una buena porción de la historia del centro del país? El bosque, como territorio, fue ocupado por una multitud de figuras ilustres y en dentro de él se encuentran en pie algunos de los más icónicos monumentos mexicanos. Como pocos sitios, el bosque de Chapultepec esconde una historia desbordante, de guerras, disputas políticas, acueductos fantásticos, jardines mágicos, árboles centenarios, recintos sagrados, emperadores y, sin exagerar, cientos de cosas más.
Inmerso en la vorágine de significados que es este sitio, urge un punto de encuentro, un portal o una guía que te sugiera el recorrido adecuado para explorar a profundidad el bosque de árboles, monumentos e historias que tienes frente a los ojos. Y para eso está el recién inaugurado Museo de sitio del Bosque de Chapultepec, un espacio que servirá como brújula para orientarte en este enorme oasis urbano y al interior de su laberinto de historias.
El Bosque de Chapultepec necesitaba su propio museo
El parque urbano es realmente gigantesco: su superficie es de 678 hectáreas. Este territorio se divide en tres secciones. La llamada "primera sección" es la más concurrida y es en la que se encuentran la mayoría de las atracciones como los lagos artificiales, las fuentes, el jardín botánico, los monumentos y museos como el de Antropología y el de Arte Moderno.
Y al estar compuesto por toda clase de elementos simbólicos, históricos, arquitectónicos y naturales, este sitio tiene mucho que contar. En ese sentido, el Bosque de Chapultepec necesitaba su propio museo, un lugar para que los visitantes puedan comprender la historia de la región, de sus edificios, de los personajes que la habitaron, los sucesos que ahí acontecieron y, también, hablando más en presente, de su increíble riqueza, enfatizando en el bosque en sí: sus animales, plantas y la función que cumple el espacio en el delicado (y gran medida desbalanceado) equilibrio ecológico de la CDMX.
Claro que la historia es una de las vertientes que más nos intrigan. En el Bosque de Chapultepec ha pasado de todo. De hecho, se piensa que los primeros rastros de actividad humana en la zona datan de hace más de 3 mil años. La cantidad de chismes que hemos acumulado desde entonces es tremenda.
Moctezuma habitó la zona e instauró ahí su místico jardín botánico y, aprovechando los manantiales que brotaban del "cerro de los chapulines" el Tlatoani también mandó a sembrar hermosos ahuehuetes (algunos que aún están en pie) y a construir unos enormes baños en forma de albercas. De hecho, aún se mantienen los restos de una de esas albercas, sugiriendo lo fresca, limpia y seductora que era la vida en aquel Chapultepec mexica.
Aunque esta vida fue destruida con la conquista, momento en donde se evidenció que el terreno del bosque no solo era codiciado por su agua, también por la altura del cerro. Las construcciones en la cima, que, posteriormente fueron el Colegio Militar, eran las que tenían la vista más comprensiva de las tierras de la ciudad. No en vano se las disputó Hernán Cortés con el ayuntamiento de la zona, aunque las perdió.
Pero, hablando del Colegio Militar, el bosque fue escenario de distintas batallas en la guerra contra Estados Unidos en 1847, la más famosa es la del 13 de septiembre, la batalla en la que supuestamente murieron en trágica alabanza a la patria los cadetes conocidos como Niños Héroes.
Ese mismo sitio, fue después adaptado para ser la joya de la corona durante el Segundo Imperio Mexicano, cuando se fundó el elegante Castillo de Chapultepec. Ese castillo también se guarda sus secretos y fue habitado por toda clase de personajes, incluyendo, por supuesto a Porfirio Díaz, quien se encargó de construir otros de los famosos recintos del Bosque, como La Casa del Lago y el Museo de Arte Moderno.
Y la historia sigue y sigue, dando razón a cada uno de los monumentos del sitio y recintos como el zoológico, el Museo Nacional de Antropología y muchísimos espacios más. Evidentemente, hacía falta un museo de sitio para reunirlos a todos.
¿Qué hay en el museo de sitio?
La propuesta de este museo es preciosa. La idea es funcionar como una brújula en el oasis urbano que es el Bosque de Chapultepec, de manera que puedas hacerlo tuyo. El edificio que alberga este nuevo espacio tiene su propia historia: era la entrada del Antiguo Colegio Militar y fue remodelada porque se encontraba dañada por el tiempo y los sismos.
El edificio en su presentación contemporánea se divide en dos. En un ala encuentras el Museo de sitio donde se cuenta la historia de Chapultepec a través de diversos grabados, fotografías, dibujos de botánica, planos, documentos y objetos históricos. Por otro lado está el Centro de Visitantes, como una mirada a la vida actual del Bosque de Chapultepec, en donde exhibe la cartelera de todos los recintos del museo y se transmite la importancia de cuidar, pero sobre todo de vivir en carne propia el patrimonio que el gran bosque implica. La museografía que estuvo a cargo de Siete Colores (un estudio mexicano que diseña experiencias interactivas en espacios públicos) es una propuesta que incita a la participación y al dinamismo.
¿Te quedaste con ganas de visitarlo?
El Museo de sitio del Bosque de Chapultepec se encuentra a un costado del Monumento a los Niños Héroes, en la Primera Sección del Bosque de Chapultepec. Está abierto de martes a domingo entre las 10:00 y las 17:00 hrs. La entrada es libre.
*Imágenes: 1) Expedia; 2) Tripsavvy; 3) Local.mx; 4, 6, 7) Crédito no especificado; 5) Erizos.mx.