El cacao es un regalo de México para el mundo. En el periodo prehispánico fue usado como moneda de cambio, de ahí su nombre, y luego de la conquista este se convirtió en el embajador de uno de los mejores productos jamás creado: el chocolate.
En 1606 llegó la fabricación del chocolate a Italia y con ello una nueva tendencia mundial donde este alimento llenó de éxtasis a miles de personas, niños y adultos. Con el tiempo distintos experimentos fueron hechos para hacer que el chocolate fuese cada vez menos engordador, como rebajando el azúcar, por ejemplo. Aunque no así consiguiendo una función, además, de disminución de peso.
Ahora científicos del Instituto Politécnico Nacional han abierto una nueva brecha en la historia del chocolate: podremos comerlo no solo sin aumentar de peso, también bajando de peso. Sí, es como un sueño.
Lo anterior lo consiguieron, según cuenta la investigadora Gabriela Gutiérrez, con una una combinación de pasta de cacao, leche y Alga Parda (Ascophyllum Nodosum), un levadura de cromo y extracto de la hoja de té verde, entre otros ingredientes, que ayudan a diluir la grasa corporal.
También se consiguió gracias a que pudo obtenerse una de las mejores micro partículas de té verde que a nivel mundial puede encontrarse. Lo anterior permite que estas partículas conserven las catequinas, también relacionadas con la la prevención de cáncer, enfermedades cardiovasculares, actividad antioxidante y mejora del metabolismo.
Este chocolate puede encontrarse a través de Polisalud (también tienen pedidos en internet), una comercializadora del IPN que nació del sistema de emprendedores del Instituto Politécnico Nacional para que algunos descubrimientos del Instituto puedan comercializarse y la sociedad se beneficie de estas novedades.