La Duna es uno de los espacios públicos más inspiradores de México; su arquitectura, pero sobretodo su filosofía, son un ejemplo de regeneración urbana.
Imagina un skatepark inspirado en las dunas de arena del desierto. Imagina un espacio abierto, incluyente y estimulante, que realmente invite a la gente a hacerlo suyo, a reclamarlo. En Ciudad Juárez, Chihuahua, existe un lugar diseñado para recibir a todo aquel que quiera patinar un rato, caminar o solo divagar a través de más de 8,500 m2 de espacio público: skatepark La Duna.
La Duna es un sugerente skatepark, inaugurado en 2020. Hoy, arropa a jóvenes juarenses que justo necesitaban de un sitio para recrearse y navegar con libertad a bordo de sus patinetas –también, para generarse realidades alternativas a la violencia y marginación de la región–.
Este lugar forma parte del Parque Oriente Tierra Nueva y se moldea a partir de los cuerpos de arena del desierto. Fue diseñado bajo una filosofía de “acupuntura urbana” (la intervención de espacios específicos para reactivar el flujo social y las dinámicas cotidianas). El skatepark La Duna incluye tres áreas para patinar (una “olla”, una pista y un espacio para principiantes), las cuales están separadas por múltiples jardineras pobladas de flora desértica local.
El skatepark La Duna es uno de los espacios públicos más inspiradores de México
Este parque de skate es una iniciativa del Programa de Mejoramiento Urbano de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), del gobierno federal, en alianza con la Facultad de Arquitectura de la UNAM. En 2020 obtuvo el premio Noldi Schreck, en la categoría ‘Espacio Público’.
El proyecto se creó con un enfoque transdisciplinario, y en él intervinieron urbanistas, arquitectos, paisajistas, ingenieros, historiadores y sociólogos. La obra estuvo encabezada por el arquitecto Francisco Elías y la paisajista Valia Wright, y dialoga con las dunas del desierto de Samalayuca, próximo a Ciudad Juárez.
Los espacios públicos son fundamentales para la vida de toda ciudad. Y cuando están bien diseñados, cuando son sensibles, incluyentes y están en armonía con el entorno, entonces se erigen como puntos neurálgicos de energía social. Por eso, aquí celebramos la existencia del skatepark La Duna.