El huipil es una de las prendas indígenas que se remonta a la época prehispánica y que hoy día aún se conserva. Huipil proviene del náhuatl huipilli, que significa blusa o vestido adornado. Esta asombrosa indumentaria es una de las pocas que muestra, a través de sus bordados, una visión completa del mundo.
Los colores, las formas, las flores, los animales y cada uno de los detalles que adornan un huipil no son solo una forma de distinción de un grupo y otro, sino que también son un signo de identidad. En el caso de la vestimenta tradicional, los rasgos, como colores, materiales, técnicas, estilo y formas, reflejan la identidad del usuario y el estatus que ocupa dentro de la comunidad. Pero no solo se trata de una prenda con una alta complejidad para su elaboración; también hablamos de una prenda que muestra toda una serie de códigos y mensajes culturales propios de una tradición, de una cultura particular: la maya.
Tejer es la metáfora ideal cuando nos referimos a entrelazar, a unir y a la noción de colectividad. Es tejer historia, tejer saber, tejer memoria, tejer vida y tejer tradición; es por ello que la imagen en los bordados da un sentido de identidad, pertenencia y memoria.
Para los mayas, el arte era una forma de agradar a las deidades y de representar y narrar su dimensión: cultural, política, económica, social y religiosa. Sus formas de expresión se encuentran rebosantes de metáforas y significados. Los cuadrados representan el universo y los rombos representan las cuatro estaciones. Sin embargo, va más allá: también señala los tres niveles existenciales: el cielo, la tierra y el inframundo. Es decir, las líneas del movimiento de la vida; así, cada detalle representa algo.
Los puntos cardinales
La vida se compone de ciclos, y los pueblos mesoamericanos lo tenían muy presente. Es por ello que su representación de los puntos cardinales a través del bordado es de las más interesantes.
Este, identificado en color rojo. Representa el aire, el calor, la vida, el sol y la guerra.
Sur, representado en amarillo. Aquí reinan el fuego, la vegetación seca y la cosecha madura. También se atribuye al trabajo y al esfuerzo.
Oeste, identificado en negro. La muerte, la tierra y lo rugoso; todo lo que no incorpora la fuerza vital se encuentra aquí.
Norte, siempre en blanco. Representa el agua, lo liso, lo brillante, las primeras luces del día y la paz.
Si te interesa, aquí te dejamos el calendario de los mejores carnavales de México este año.
*Imagen destacada: Arqueología Mexicana