A Maximilian Virgil, fotógrafo originario de Berlín, la constante diversidad que se despliega en nuestro territorio le resultó absolutamente fascinante. No en vano, describe su viaje a México como "romántico, vivaz y un poco aleatorio".
Su opinión no es aislada, pues se suele asociar a México, desde el exterior, con cierto caos o aleatoriedad. Como si el territorio estuviera desorganizado; o, aún más profundamente, como si nunca hubiese tenido un principio organizador.
A algunos les podría parecer abrumadora la premisa de un país que simplemente carece de un eje que rige y equilibra todas las fuerzas sociales, identitarias, simbólicas, divinas y demás que lo habitan. Pero lo cierto es que, posiblemente esta falta de principio, esta elusividad del origen y la constante ruptura y cuestionamiento de las propias reglas, sean los elementos que vuelven a México uno de los destinos más cautivadores del mundo.
En eso tal vez recae otra asociación: la idea de que México es un país que encanta o un sitio perfectamente romántico, donde las emociones son exaltadas por absolutamente cada detalle, especialmente por la naturaleza y por la muy particular belleza de los sujetos mexicanos.
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Todo esto, claro, se hace obvio para un ojo extranjero, que está completamente preparado para dejarse extrañar por lo que mira. Desde dentro, tendemos a organizar el caos o nos "hacemos de la vista gorda" y navegamos con inteligencia esta tierra fracturada. Así, de pronto, nos olvidamos de lo verdaderamente increíble (y a veces inverosímil) que es este espacio romántico y aleatorio.
Afortunadamente elegantes trabajos, como el que realizó el Maximilian Virgil al capturar extraordinarias escenas de la vida, la comunidad y la naturaleza de San Cristóbal de las Casas en Chiapas y de la Isla Holbox en Quintana Roo, nos recuerdan nuestra delicada rareza.
Al mismo tiempo, no debemos sorprendernos negativamente por esta falta de ejes, en cambio deberíamos recordar que si es difícil resumir lo que somos es porque nos desbordamos y somos infinitamente diversos en nuestras lenguas, flora, fauna, gastronomía, creencias, colores.
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