En Oaxaca la música es casi tan vital como el aire. En regiones como Santa María Tlahuitoltepec es natural que hasta los niños más pequeños sepan tocar instrumentos e interpreten con envidiable precisión las piezas tradicionales que suelen adornar una atmósfera frecuentemente festiva.
Oaxaca, a pesar de ser uno de los estados del país con más desigualdades, carencias y situaciones socioeconómicas que ponen en peligro a las comunidades rurales e indígenas; es un espacio donde la creatividad desborda, donde los sujetos resisten, cuidando del campo, sus idiomas y sus tradiciones. Y esto se manifiesta en conjunto a través de las celebraciones y los rituales. Es por esto que la música oaxaqueña es un punto clave en la vida cotidiana de la región.
Sin embargo, hasta en este territorio tan noble y dentro de una práctica tan especial, hay discriminación en contra de las mujeres. Aunque, afortunadamente, cada vez es menos, y eso se lo debemos al esfuerzo y trabajo de mujeres como la maestra Leticia Gallardo, quien dirige la banda "Mujeres del viento florido"; agrupación de Santa María impulsada por el poder femenino.
Mujeres del viento florido: pura potencia femenina
Las más de 40 mujeres de origen mixe que, junto a Leticia Gallardo, forman la banda "Mujeres del viento florido" están reformando los paradigmas de su comunidad, haciendo posible para otras mujeres, jóvenes y niñas, integrarse al apasionante mundo de la música de su tierra.
La banda, que lleva activa desde 2006, ya cuenta con dos álbumes, "Mujeres" y "Viento florido". Y a lo largo de su historia ha recibido desde jóvenes de 12 años, hasta mujeres de , 45; desde estudiantes, hasta madres de familia. Y no solo se dedican a las instrumentos, muchas de ellas componen y hasta dirigen la banda. Y es que, para ellas, "el arte sonoro es nuestra esencia" o por lo menos así lo expresa Leticia Gallardo.
Su intención es que la música se mantenga viva, a la par, su lengua —el ayüük— y su vestimenta. Aunque lo que han logrado, especialmente, es nivelar las condiciones entre los géneros, demostrándole a todas las mujeres que tienen derecho a hacer música.
"Al inicio costó trabajo la aceptación, como todo proceso. Hoy en día, la comunidad poco a poco se ha logrado el reconocimiento, demostrando que sí se puede. Con apoyo de otras compañeras, cada vez es menos esta parte de que te digan que no se puede, o no debes hacer música. Hoy en día se observa en la región mixe que las mujeres puedan tocar, cuando hace 20 años pensaban que no podían. Como la trompeta, tuba que son instrumentos grandes, lo que se ha ido rompiendo por ese esfuerzo colectivo, por arriesgarse a tocar una trompeta, tuba o trombón, se ha logrado de que las niñas de las nuevas generaciones se vayan motivando a tocar también." Así lo explica Leticia.
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