Tal como afirman las fuentes más cercanas a Juan Rulfo, el afamado escritor jalisciense apreciaba ante todo la tranquilidad que muchas veces se veía amenazada por las constantes visitas que recibía en su estudio. Para mantener su espacio y paladear la quietud y el silencio, utilizaba casi siempre una estrategia del lenguaje donde mezclaba literariamente la ficción con la realidad hasta convertir la conversación en una Experiencia intemporal, que llevaba el sello inconfundible de su personalidad.
Sus allegados cuentan que en cierta ocasión, durante una entrevista con Heriberto Fiorillo,-periodista y escritor colombiano -director de la Fundación La Cueva– este le pregunto sobre el origen de sus antepasados.
Rulfo le contestó:
Puro cascajo. Hace años, desenterré las tumbas de mis padres y solo halle cascajo. Lo único que averigüé fue que mi abuelo paterno fue abogado y el materno hacendado. Al parecer mi primer antecesor llego a México hacia 1790 procedente del norte de España. Mis padres son del norte de Jalisco, no sé cómo fueron a dar al sur.
Cuando Rulfo afirmaba que sus antepasados eran del norte de Jalisco, este se sumía de nuevo en la penumbra entre lo imaginario y lo real, ya que el único antepasado alteño del escritor, fue su abuelo paterno, el abogado Severiano Pérez Jiménez.
La verdadera historia de sus antepasados, salió a la luz hace apenas unos años, cuando la investigadora María Guadalupe Paredes López -originaria de Estipac, Jalisco- publicó en el año 2009 los datos referentes a los antepasados de Rulfo que incluyen más de 79 familias, cuyo origen comienza en el Real de Minas de Tlalpujahua, Michoacán y no en los Altos de Jalisco como se había difundido con anterioridad.
Para confirmar estos reveladores datos, la Secretaría de Cultura del Estado de Michoacán, en conjunto con la Fundación Juan Rulfo, A.C., realizaron una serie de investigaciones y estudios durante casi 5 años, del 2005 al 2009- que contó con la participación de un nutrido grupo de escritores e investigadores, apasionados todos por las lecturas de Rulfo.
Uno de los aspectos de mayor interés sobre el origen de sus antepasados, se relaciona con la memoria y los gustos del propio Rulfo que siempre mostro un afecto muy especial por Michoacán, el cual quedó grabado en innumerables textos, papeles autógrafos y fotografías que han sido recopilados por su hijo Juan Francisco y que se encuentran en la biblioteca de la Fundación Juan Rulfo. Uno de los documentos de mayor relevancia es sin duda el Códice Plancarte que Rulfo transcribió del idioma purépecha, así como el diccionario de voces derivadas del tarasco.
Puente viejo en Tlalpujahua, Michoacán. Foto Vox Populi
Al pie de la cuesta nacen tres ojos de agua y en medio esta un sauz grande
El ojo de agua que esta en medio es grande que es agua lonca
El otro ojo de agua llamase ayaloyo
Codex Plancarte
Transcripción de Juan Rulfo
Sin embargo, resulta un tanto paradójico y contradictorio, que siendo Rulfo un apasionado amante de la historia de Michoacán, el origen de sus antepasados haya quedado enterrado en el olvido durante más de 200 años.
Para los que conocieron a Rulfo, es posible que estos datos sobre sus lazos familiares hayan sido soslayados para encumbrar la relación de sus familiares con el movimiento cristero de los Altos de Jalisco y dotar de cierto antagonismo y fantasía los relatos rurales de El Llano en llamas. También es posible que la temprana muerte de sus padres y la orfandad que marco su vida, hayan sido motivo para olvidar sus raíces familiares.
El hecho concreto es que de acuerdo con los registros parroquiales encontrados en Tlalpujahua, el 25 de junio de 1772, fue bautizado en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, Juan Manuel Zenón Rulfo Bermúdez, hijo del matrimonio del español Joseph Rulfo y Juana Antonia Bermúdez de Castro. A la sazón, este niño sería el tatarabuelo de Juan Rulfo, y junto con sus nueve hermanos que también nacieron en Tlalpujahua, estuvieron presentes durante más de 20 años, antes de trasladarse a Zapotlán El Grande, en el sur de Jalisco.
Adicionalmente a los hermanos del tatarabuelo de Juan Rulfo, el Real de Minas de Tlalpujahua, albergó todo un linaje de esta familia de origen español dedicada a la minería, ya que Antonio Rulfo, hermano de Joseph- también registró y vio nacer a sus ocho hijos en este pequeño pueblo dotado de ricos filones de oro.
De tal forma la estirpe de los Rulfo, creo toda una historia difícil de olvidar. Más aún existe también el registro de otro personaje de gran importancia para la historia. Se trata de Doña María Anna Pascasia Josefa Martínez Rulfo, esposa nada menos que del Licenciado y General Don Ignacio López Rayón, quien también es originario de Tlalpujahua.
El último vestigio de la familia Rulfo en Tlalpujahua, apareció todavía en el año de 1835 cuando María Encarnación Rulfo caso con José María Ortiz; y finalmente en el año de 1841, aparece el casamiento de Anastacia Rulfo con Dionisio Alaniz. A pesar de haber sido una familia adinerada y numerosa, la gente del pueblo ha olvidado a los Rulfo, aunque la fuente es la prueba de que a veces solo quedan las letras de las palabras escritas.
Real de Minas de Tlalpujahua, población minera fundada en 1530. Fotografía de Vox Populi
Lo más extraño y curioso de la historia, es que al buscar en los registros parroquiales y en las actas de cabildo de 1880, Gustavo Bernal – uno de los investigadores dotado también de imaginación y suspicacia- haya encontrado a su paso las escrituras de una gran casona abandonada en el centro de Tlalpujahua, a la que llamaban La Troje.
” La fuente de piedra, situada en la Plaza de la Puerta del Sol en Tlalpujahua, es quizá el símbolo que nos acerca más a Rulfo, un escritor nuestro, de todos los mexicanos.” G. Bernal
Igualmente protegió y trato de revalorar la célebre fuente con una inscripción en piedra que data del año de 1888 con el nombre perpetuo de Juan Rulfo; así como la mojonera de una de tantas propiedades de esta familia. De acuerdo con G. Bernal. la fuente situada en la Plaza de la Puerta del Sol, es quizá el símbolo que nos acerca más a Rulfo, un escritor nuestro, de todos los mexicanos.
Si ustedes desean acercarse a la historia de esta familia, es probable que encuentren solo ruinas y olvido entre los escombros. Incluso como Bartolomé –uno de los personajes de su novela- podrán visitar una mina llamada La Andrómeda, que según cuenta Rulfo, esta muy lejos en el universo más allá de la Vía Láctea Se supone que allí es donde él va a vivir, pero también significa eso, ¿no?, significa que no está en ninguna parte.(Fragmento de Pedro Páramo).
*Fuentes:
Nuevos Indicios sobre Juan Rulfo: genealogía, estudios, testimonios.
Coordinación de Jorge Zepeda. Editorial Juan Pablos y La Fundación Juan Rulfo .2010
Archivo Parroquial de Tlalpujahua.
Archivos de Cabildo de Tlalpujahua, Michoacán