De las 6 000 lenguas en el planeta, en México se hablan alrededor de 364 variantes lingüísticas, las cuales se asocian con 68 lenguas y a 11 familias lingüísticas¹. Es decir que tan sólo en el país, casi seis millones de personas hablan estas variantes; y aún así, muchas de ellas se encuentran al borde de la extinción. Algunos ejemplos de ellos son el paipai, kumiai y cucapá del estado de Baja California, en donde sólo existen 200 habitantes de cada una de estas variantes.
Es sencillo: México es un país multilingüe, y su diversidad lingüística es compleja de observar y analizar. Se requiere de numerosos expertos que comprendan cómo fue que la mayoría de las lenguas desaparecieron al conformar una identidad estado-nación con una sola cultura nacional; o inclusive el por qué las lenguas indígenas fueron catalogadas peyorativa y discriminativamente como dialectos.
Estos dialectos poseen los requisitos para considerarse un lenguaje, pues su estructura gramatical cuenta con los requisitos para comunicar genuina y completamente. E inclusive, de acuerdo con la Ley de los Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas en México, la riqueza cultural de los indios usando sus lenguas indígenas brinda el derecho a ser atendido –en asuntos legales, escuela, hospital, diversos medios de comunicación, administración pública, etcétera– en su lengua materna.
Sin embargo, al ser una variante lingüística del idioma oficial del país –no de origen europea–, la sociedad dio por hecho que sus usos eran de comunidades "no desarrolladas" o "no evolucionadas", asignándoles un valor muy limitado a la diversidad cultural y lingüístico que representan. Principalmente durante la época colonial, cuando las lenguas indígenas fueron aprendidas y estudiadas por los frailes con el fin de adoctrinar. Hasta la fecha se han encontrado 47 libros impresos del siglo XVI con registros de diferentes lenguas indígenas, además de los manuscritos civiles que no fueron impresos como libros.
Ante la invasión española, muchas de estas lenguas indígenas no sobrevivieron hasta nuestros días; como lo fue el chicomuselteco, el cual fue miembro de la familia maya, del que se conoce apenas un confesionario fechado en la segunda mitad del siglo XVIII. Esto deja a pensar que si actualmente en México existen más familias lingüísticas que en toda Europa, ¿cuánta diversidad lingüística hubo a lo largo de los siglos y hoy por hoy desconocemos?
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía –INEGI–, cada vez son menos los niños y jóvenes que dominan una lengua indígena, fomentando así el proceso de perdida tanto de la cultura como de la historia. No obstante hay diez de ellas que cuentan con un mayor número de hablantes en el país, y las cuales concentran tres cuartas partes –75,3 por ciento– de la población total hablando de lengua indígena en el país:
Náhuatl – 23%
Maya – 11.5%
Mixteco – 7.1%
Tzeltal – 6.9%
Zapoteco – 6.3%
Tzotzil – 6.2%
Otomí – 4.2%
Totonaca – 3.6%
Mazateco – 3.3%
Chol – 3.2%
Prevenir la extinción de las lenguas indígenas forma parte de la responsabilidad de un ciudadano cuyos orígenes se remontan a la expansión del equilibrio mente-cuerpo en relación con la naturaleza y la sociedad. Se trata de un proyecto de porvenir cultural y ciudadano, una herencia que continuará dando vida a más de un milenio de historia.
¹ 11 familias lingüísticas indoamericanas se encuentran representadas en México con al menos una de sus lenguas. Dichas familias, dispuestas por su ubicación geográfica de norte a sur en nuestro continente. Son: Álgica, Yuto-nahua, Cochimí-yumana, Seri, Oto-mangue, Maya, Totonaco-tepehua, Tarasca, Mixe-zoque, Chontal de Oaxaca, Huave.
*1)Educación Contracorriente, 2)Capital Joven Isic