La Universidad de la Tierra es una propuesta educativa autónoma pero sobre todo radical. En ella no se enseñan profesiones para adquirir un rango en la pirámide educacional, sino que se intenta enseñar mediante un espíritu igualitario las habilidades de un oficio o campo de estudio a cualquier persona que desee aprenderlo.
Como bien se sabe, no es lo mismo escolarizar que educar, así como no es igual estudiar que aprender. La educación está ligada a ciertos métodos empíricos de enseñanza donde los valores y la práctica de éstos día con día forjan personas singulares, aún cuando se trata de estudiantes que comparten una misma profesión. Por otro lado el sistema escolarizado es quien se encarga de lograr una formación de carácter institucional, misma que a través de la historia de la educación se ha sabido fomentar como única opción de aprendizaje. Ambas partes han sido por años muy difusas ya que, si bien es cierto, una buena escuela no garantiza una "buena" educación.
Frente a esta especie de imperialismo educacional que se ha sabido manejar con fuerza en la sociedad –y gracias a las ventajas de la tecnología, internet y/o acceso a la información de manera libre– numerosas teorías y movimientos de desescolarización, metodologías de enseñanza alternativas y organizaciones de pensamiento libre hoy se pronuncian al rededor del mundo con novedosas propuestas de aprendizaje donde primordialmente se ejerce el estudio autónomo y libre. Pensadores como Ivan Illich y Paulo Freire lo confirieron desde el siglo pasado, detonando el día de hoy portentosos proyectos como el de la Universidad de la Tierra, en Oaxaca.
En un mirífico intento de reconstruir a la sociedad mexicana, a su educación –misma que tristemente ha sido utilizada desde la conquista de los occidentales para destruir a la cultura indígena–, la Unitierra fue creada para recibir a jóvenes sin diplomas y de cualquier nivel de estudio que deseen aprender por el simple placer de hacerlo.
La universidad –que se hace llamar así hilarantemente para burlar el nombre del sistema institucional– surgió de una coalición de organismos civiles indígenas y no indígenas y hasta el día de hoy se enseñan materias como Derecho Agrario, Geografía, Agricultura Urbana, Construcción con adobe entre otros muchos seminarios. En sí no se trata de una escuela, sino de una organización en la que todos cooperan y se retroalimentan a base de premisas fundamentales como la libertad de aprendizaje, el diálogo intercultural y la regeneración de la comunidad.
Un último punto admirable de Unitierra, sencillo aunque no menos importante, es su idílico objetivo de recuperar ciertos “verbos” en la sociedad, tales como aprender, comer, sanar y habitar, es decir “las capacidades autónomas de vivir en dignidad construyendo un modo convivial de vida”. Y eso, a decir verdad, es realmente la fortaleza de toda comunidad.
Para más información sobre la Universidad de la Tierra consulta su página web.
*Imágenes: 1, 2 y 3) enlivenedlearning.com; 4, 5 y 6) Unitierra