Imagina a una mujer valiente, muy valiente; impulsada por una aversión nata a las injusticias de su época. Ahora añade a esa imagen la de una fotógrafa virtuosa que encontró esta vocación por azares de la vida. Luego ella llega a un sitio donde por años los indígenas del lugar han sido amenazados; con su hábil ojo documenta los vestigios de una cultura casi en su pureza, y deja este regalo en más de 50 mil fotografías, como un legado de la grandeza que ahora lucha por sobrevivir, pero que en su momento fue inconmensurable.
Gertrude Duby fue una periodista suiza, fotógrafa y etnógrafa, que llegó a México huyendo de los nazis luego de ser perseguida por sus labores antifascistas en Italia. Estudió periodismo y desde muy joven comenzó a involucrarse en causas sociales.
Afortunadamente para la historia, al llegar a México conoció al arqueólogo danés Frans Blom. Juntos se establecieron en Chiapas y fundaron la casa-hotel-museo, y hoy también asociación civil, Na Bolom (la casa del jaguar, en maya tzotzil) que permanece abierta y donde se exhibe el increíble trabajo de documentación de ambos.
En particular Duby estuvo enfocada en la Selva Lacandona, tanto para mostrar la devastación del ecosistema, como para documentar a los lancadones, milenaria tribu que en armonía con la naturaleza han sobrevivido pese a la conquista y la sombra de la globalización.
Duby nos ha legado más de 50 mil hermosas fotografías, material que transmite mucho más de lo que parece en primera instancia: nos muestran una forma de vida ejemplar, inspiradora –sobretodo ahora que hemos comprobado que ni el individualismo ni el consumo nos harán felices–, un sentido comunitario, de pertenencia, la importancia de la naturaleza en el proceso de concebirnos como parte de un todo con el todo.
El México profundo del que Duby se enamoró hasta su muerte en 1993, cuando tenía 92 años, es un vestigio histórico, un patrimonio que además de estético nos transmite, vía testimonios gráficos, que es posible vivir la vida de una manera distinta, con una armonía básica frente al entorno, eso que tanto bien hace al alma.
* Imágenes: Na Bolom.