Antes de iniciar la lectura del presente texto les recuerdo que este artículo y el video que le acompaña es la tercera parte de una trilogía. Les recomiendo ver la primera y segunda parte, para estar en contexto con lo que aquí se narra.
Viajar es conocer, buscar actividades de recreación, misma que en algunas ocasiones nos dejan experiencias significativas.
Mi viaje a Xamagé fue motivado principalmente por la festividad que les comparto en el video que acompaña estas líneas. Esta tradición, aunada a los conceptos de "turismo rural" que ya vimos en los textos anteriores, me da pié para reflexionar sobre "los atractivos" de este pueblo y los que ofrecen los llamados "Pueblos Mágicos":
Para comenzar, no sé si a ustedes les suceda pero a mí, en ocasiones, cuando estoy de visita en algún Pueblo Mágico, me persigue una sensación de "déjà vu" constante… Me refiero a los pequeños detalles que me encuentro al pasear por las callejuelas de estos sitios: la herrería de los postes y balcones, la pintura de las fachadas, la tipografía de los rótulos de las tiendas, las señalizaciones de tránsito… Para mí, como diseñador gráfico de profesión, las calles de algunos de estos sitios turísticos me parecen más un "catálogo de imagen corporativa" que un típico (y "bonito") pueblo mexicano…
En los "Pueblos Mágicos", podemos disfrutar de un paseo en "turibus" (a veces se trata de una camioneta moderna pero "tuneda" con el fin de tener un "look" entre clásico y antiguo). También podemos seguir las "típicas" callejoneadas con personajes disfrazados apropiadamente para la ocasión y rematar el paseo del día con algún espectáculo de "luz y sonido"… Todo esto es enriquecedor ¡no lo niego! y, además es lúdico y por supuesto también es didáctico… Pero en ocasiones también tiene un cierto aire de artificialidad que, a mi gusto, le resta parte del encanto.
Siendo sincero, como viajero "en plan relax" me encanta visitar los Pueblos Mágicos por todo lo que ofrecen de infraestructura turística "ex profeso"… Pero también me gusta conocer los "pueblos de verdad", de ese otro México que yo llamo "vivo y real". Pueblos como Xamagé, en donde la gente que baila en las calles no son bailarines coreografiados, sino auténticos lugareños que danzan, con la pasión y alegría de una tradición enraizada en el pasado de su comunidad.
Así, les puedo asegurar que me gusta seguir a los cuenta-cuentos que narran leyendas en los Pueblos Mágicos mientras caminamos por sus calles de adoquín rosado… Y de igual manera me gusta seguir paso a paso a la procesión que avanza portando al "Santísimo" a través de calles de tierra…
Como ustedes lo han podido leer (¡y ver en el video!); mi interés por estas comunidades es un deseo de acercarme a la cotidianidad de lo que yo llamo el "México vivo y real". Un deseo de conocer un poco de la vida diaria de estas comunidades bajo la perspectiva de uno de sus días más importantes en el año: ¡el día de la fiesta del pueblo!.
Particularmente en el video que acompaña estas líneas, la investigación que les presento en él, nos hará reflexionar sobre lo ciertamente antiguo de nuestras tradiciones y cómo estas se conectan con otros factores que nos dan identidad como pueblo, cultura y nación. Pero también podrán ver que las tradiciones cambian y que muchas veces su origen se diluye hasta un punto tal en el que prácticamente nadie sabe de donde o porqué surgieron. ¡Esto es parte del valor de este tipo de viajes… Conocer más de nosotros mismos!!
En los anteriores escritos esta trilogía, hablé un poco sobre "turismo rural". Así, para concluir esta ultima parte, si ustedes deciden aventurarse a viajar de esta manera, las sorpresas serán muchas y muy agradables ¡se los aseguro!… solo tienen que dejarse llevar por la sencillez de los pueblos y dejar que la magia de la realidad los deslumbre.
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