El maíz es la planta mexicana por excelencia. Su cultivo, es mucho más que una práctica milenaria, se ha transformado en un acto de resistencia muy contemporáneo, porque el maíz y sus más de 60 variedades son el símbolo máximo de la biodiversidad de nuestra tierra y, por lo tanto, también de la diversidad cultural que nos hace tan complejos y también particulares en el mundo.
Además, el maíz representa nuestro vínculo intenso e indeleble con la tierra, con el campo, el lugar de donde brota la vida; pues la existencia de esta planta depende de nosotros y nosotros dependemos profundamente de ella. El maíz y los mexicanos estamos eternamente unidos. Y en este ejercicio de perfeccionarnos el uno al otro (mexicano al maíz y viceversa), algunas comunidades campesinas han cultivado plantas espectaculares, como el maíz de la Sierra Mixe de Oaxaca.
¿Su gran peculiaridad? Este maíz oaxaqueño se caracteriza por ser resistente a las plagas y no necesitar fertilizantes. Esto lo vuelve una auténtica joya para los productores agrícolas, especialmente para los que siembran alimentos de forma masiva.
Esta increíble cualidad llevó a dos universidad estadounidenses y a una empresa transnacional a piratearse la planta (de una forma particularmente ilegal), pasando por alto regulaciones nacionales, internacionales y, por supuesto a la comunidad ligada a la existencia de este maíz.
¡Se están pirateando el maíz!
Fue la investigación de Paris Martínez para Animal Político la que reveló los detalles de este nefasto hecho: la transnacional Mars Inc. (Snickers, M&M, Milky Way, Orbit, Wiscas y más) y las universidades Davis de California y Wisconsin-Madison de Estados Unidos publicaron una investigación en una revista científica asegurando haber descubierto el maíz de la Sierra Mixe, una planta que existe gracias a los cientos de años de selección tradicional de la semilla.
Y no solo no lo descubrieron, sino que para el plagio genético que ejecutaron se saltaron al gobierno de México. Claro que las confusiones son excesivamente intrincadas, hay muchas instituciones tomando papeles controversiales y mucha desinformación. El artículo de Animal Político desentraña cuidadosamente el asunto, pero, sobre todo, nos deja saber por qué es tan relevante este molesto y muy oscuro evento.
¿Por qué este problema es tan relevante?
Hay muchas razones para prestarle atención a lo que está pasando con el maíz de la Sierra Mixe, pero la principal es elocuentemente explicada por la doctora Yolanda Massieu Trigo que declara para Animal Político: "las variedades de maíz criollo son bienes comunes, pertenecen a toda la comunidad."
El maíz criollo es justamente ese que se desarrolla por los procesos milenarios de selección e intercambio de semillas, hechos en conjunto y durante toda su historia por una comunidad particular. Así, este maíz nos narra la forma en que esa comunidad (y los miembros que la conforman) se comunica, comparte entre vecinos y, también las cualidades que priorizan o buscan asegurar, al sembrar maíz. Algunos preferirán ciertos sabores o texturas o colores o cualidades como aguantar mejor climas extremos o, como es el caso, poder sobrevivir a las plagas.
Así, estos maíces son en múltiples sentidos propiedades colectivas y nunca deberían ser señalados como el descubrimiento o la labor de uno, menos en las circunstancias tan descaradamente ilegales en las que está ocurriendo esto ahora.
Por otro lado sí es súper relevante ese asunto de la ilegalidad: la forma en la que estas organizaciones se pasaron por alto a las autoridades locales, a las personas de la comunidad y hasta el Protocolo de Nagoya, convenio internacional que protege la diversidad biológica y su uso sostenible.
Y, por si fuera poco, las declaraciones de las universidades y la empresa son tan ominosas que ni siquiera se ha podido confirmar de qué municipio o pueblo de la Sierra Mixe de Oaxaca es la comunidad que podría haber compartido (o a quienes se le arrebató) el secreto de su fantástica semilla.
¿Qué puedes hacer al respecto?
El asunto es muy complejo, pero hay algunas cosas que puedes hacer para apoyar la causa:
- Firma peticiones y dona a iniciativas que defiendan los maíces nativos y criollos.
- Cométe la tortilla (y los demás productos de maíz) que realmente te mereces: hechos con la planta local, cultivados de forma tradicional, por comunidades locales. Verás que son mejores y más ricos.
- No compres productos de maíz chatarra (hechos con harina refinada) o hechos con variantes transgénicas.
- No apoyes la economía de las grandes transnacionales, que ni siquiera tienen la decencia de hacerse de material biogenético de manera legal. Recuerda que cuando le compras algo a alguien, tú estás financiando sus prácticas. ¿A quién quieres patrocinar?
- Infórmate sobre lo que está ocurriendo y comparte lo que sabes con los demás.
- Alza la voz. Recuérdale a estas instituciones que estamos enojados. Contacta aquí a UC Davis, a Wisconsin-Madison o a Mars Inc. Que sepan que los estamos vigilando.
- Únete a la defensa de los campesinos por nuestra diversidad, en todos los sentidos posibles. Come mexicano y haz milpa, recuerda que es un acto de resistencia.