Quería interpretar temas que pudieran resaltar lo bello y lo que amo de mi país, de mi gente, de su historia, de su música, y su folklore, de las cosas bonitas que tenemos, me conecté mucho.
Natalia Lafourcade
Hace unos años años, Natalia Lafourcade comenzó a coquetear con la mexicanidad y sus raíces en su música explícitamente, y lo hizo por medio del disco homenaje a Agustín Lara, de 2012, llamado Mujer Divina.
Siendo Veracruzana de corazón, en los últimos años con mayor ahínco ha manifestado la necesidad de sentir colectivamente todo lo bueno de México, lo que este país le ha dado al mundo desde su cultura, la cual no termina; se encuentra en construcción, y puede ser algo valiosísimo si uno voltea a enriquecerse no solo desde el folclor, también desde su profundidad y la filosofía hermosa que yace bajo muchas de sus manifestaciones.
Este 2017, lanzó un disco que reafirma su gusto y compromiso con la mexicanidad, desde un reconocimiento, una especie de homenaje. En 2016, completamente "a escondidas" de sus promotores musicales, e incluso amigos, comenzó a trabajar en Musas, un disco que honra a la mexicanidad, desde la música que nos une en un tipo de sentimiento, incluso hacia todo Latinoamérica.
Lafourcade dice que fue un capricho musical. En 2014 vio tocar a los Macorinos con Chavela Vargas y Eugenia León, y supo que haría algún proyecto con ellos, en algún momento. Finalmente, el 2016 fue el momento personal, y creó Musas.
El disco, en general, suena a boleros. A esa elegante melancolía que hace pensar no solo en el desamor, o el amor hecho realidad, sino en una especie de sentimiento hacia la tierra de uno, una especie de vínculo con ella. También suena en algunas canciones como Mi Tierra Veracruzana, al alegre y conmovedor Son Jarocho.
Musas suena a México, y no a uno que está de moda por algún tiempo, más bien a uno que se mantiene con un tipo de sentimiento, que conmueve, por que más allá de sus problemas, es una tierra irrepetible, que invita a quererla.
Puedes bajar el álbum completo, acá.