A la artesanía suele ponérsele en un lugar secundario en el arte. Lo anterior porque suele ser más accesible y generalmente es fabricada en varias piezas (aunque con una labor de días e incluso de meses).
Lo curioso es que valoramos más lo “exclusivo”, como pasa con las piezas únicas de arte, aunque en la artesanía ocurre también que cada pieza es única. Al ser hecha a mano, en ella se guarda un aspecto intangible de gran valor: ahí existen las emociones de su creador al producirlas, sus sueños, la significación que le imprime… Lejos de lo que suele creerse, ninguna artesanía es ni será, jamás, igual a otra.
Por la gran diversidad de culturas y de materiales disponibles como resultado de la biodiversidad mexicana la artesanía ha sido siempre de estilos muy diversos. Mucha de ella es resultado de una estética prehispánica milenaria, mientras otra de un sincretismo fascinante luego de la conquista.
Además, esta continúa en evolución. Con técnicas ancestrales son creados nuevos diseños, e incluso nuevas tradiciones, como el caso de los alebrijes que nacieron apenas el siglo pasado. La siguientes son algunas de las piezas ganadoras del Gran Premio de Arte Popular 2016 en su edición 41 en el que participaron más de mil doscientas piezas y fueron premiadas unas ciento treinta y uno.
El gran premio fue un elaborado trabajo en cera de Ramón Ramírez López, como parecido a un ojo de dios adornado con delicadas flores, increíblemente todo a base de cera. Entre otros ganadores estuvieron también Salvador Baca Carvajal; Guillermina Cenobio Cruz con una laboriosa muñeca de algodón y Pedro Bautista Herrera con madera de cedro con técnica de taraceado.
*Imágenes:1) Guillén Pérez/ Flickr; 2,3,4,5,6,7,8,9,10,11,12; frontera.info