Cada año, siempre he tratado de ayudar y no sólo con las monedas que me sobren, sino con una porción sustantiva de mis ingresos, aunque siendo escritor, no son tan grandes como los de mis amigos banqueros.
De chavo busqué cómo. Habían comedores, casas hogar, pero me quedaban lejísimos, uno por la salida a Cuernavaca, otro por Indios Verdes. Por si fuera poco, me condicionaban a asistir en días y horarios ¡imposibles! Ayudar significaba tomarme toda la mañana o toda la tarde. Yo quería ayudar en 30 minutos que tuviera libres entre dos juntas de trabajo o el domingo, antes de la comida familiar.
Este conflicto se terminó cuando me acerqué a NEMI, que me ayudó a confeccionar la ayuda a mi medida. Yo quería decidir a quién donar y que mi donativo no se perdiera en gastos administrativos. Un invierno muy frío doné 150 cobijas a personas que vienen a la capital a recibir tratamientos médico en una casa de asistencia ¡muy cerca de mi casa!; en otra ocasión doné al programa "Ver Bien Para Aprender Mejor"; NEMI me contactó con la madre Dolores Durán de Granjas la esperanza, quien da cobijo a niñas maltratadas por sus padres. Fuimos a celebrar el cumpleaños de una niña, ¡muy cerca de mi casa! Otro año, me dispuse a salvar la vida de un niño. En asentamientos por La Marqueza, Paco Álvarez de NEMI, descubrió a Yeimi Ramírez Coronel, una niñita de cuatro años que necesitaba una operación intestinal. Tenían todo, sólo requerían el dinero para los gastos de hospitalización y con mi módica contribución se sufragó la operación. Fue tan satisfactoria esa experiencia que le pedí a Paco que consiguiera un caso similar. Así contactó a Carlitos Alberto Sánchez de la Vega en la Agrícola Pantitlán, quien necesitaba una operación de corazón.
Este año quería que mi donativo tuviese una efecto multiplicador. Hace décadas he tenido la idea de facilitarle la vida a la gente que quiere ayudar y vincularla con la gente que requiere de ayuda. Estoy seguro que en México hay gente buena que desea extenderle la mano a gente necesitada pero no sabe cómo ni donde. Hace años les había compartido esta inquietud a Paco y a Félix Gavito, una de las personas que mejor conoce la política social del país, desde la ciudadanía. Hace años les comenté que deberíamos crear una base de datos pública que incluyese las casi mil obras de asistencia con las que NEMI trabaja en toda la República Mexicana, para que la ciudadanía identifique las que están cerca de su casa. Con mi donativo, decidimos crear una aplicación para celular, que localice aquellas casas de asistencia más cercanas a la redonda. NEMI decidió duplicar la cifra donada, además de buscar patrocinadores para que esta iniciativa sea todo un éxito. Tengo la esperanza de que esta acción pueda transformar la cultura del altruismo en México, que dar se convierta en una actividad cotidiana. Estas casas de asistencia que dan sustento a niños desamparados, ancianos, personas enfermas, discapacitados, frecuentemente no cuentan con la comida suficiente para el día siguiente. Espero que esta iniciativa cambie nuestra manera de pensar, actuar y vivir. Así como se ha puesto de moda el deporte, espero que se ponga de moda el altruismo. Eso nos puede salvar frente a los tiempos difíciles que se avecinan.
*Imagen: cambiavidasconunicef.org