La sexualidad en México es un tema tabú que carga un espectro de perversión y morbo, el cual transforma el placer en una amalgama de culpa transgeneracional. Inclusive en el ámbito científico, este aspecto humano se encuentra insólitamente sesgado por el recato y la crítica de la cultura.
Al pensar en sexualidad, el primer término que viene a la mente es "sexo" –principalmente sucio, intenso, pecador–, el cual eclipsa a otras vivencias sexuales que son importantes para la concientización. Si bien existen numerosas teorías y estudios, como el de Sigmund Freud, Kinsey, Masters & Johnson y Helen Kaplan, la mayoría de ellos se dedican exclusivamente al ámbito del erotismo, sesgando entonces otras experiencias sexuales que implican desde la diversidad sexual, la formación de vínculos afectivos hasta la práctica reproductiva.
En su Antología sobre la sexualidad humana, el médico y terapeuta sexual Eusebio Rubio, oriundo de la ciudad de México, explica que es indispensable reconsiderar a la sexualidad como un continuum que se desarrolla a lo largo de la vida de un individuo, siendo constantemente influenciado por y en los aspectos de género, vínculos afectivos, erotismo y reproductividad. Esto lo llamó "la teoría de los holones de la sexualidad humana", convirtiendo los elementos antes mencionados en holones que componen el átomo de la sexualidad.
Conforme un individuo crece, va adquiriendo experiencias que conforman su identidad como hombre y mujer, su rol en la sociedad e inclusive cómo se debe relacionar con los demás. Esto va marcando una pauta sobre su conducta en general, especialmente en lo que se refiere al vínculo de pareja –inclusive si se desea o no–, la experiencia de la familia, maternidad y paternidad y la vivencia (auto)erótica.
Si bien provenimos de una cultura principalmente judeocristiana culpígena –provocando que nuestras experiencias sexuales se vivan a través de la vergüenza, el miedo y la ignorancia–, la data científica confirma que no se trata de un destino típico de la tragedia griega. Es decir que gracias a la neuroplasticidad que cada humano comparte en su cerebro, se es capaz de desensibilizar la información almacenada para reprogramarla por una más adecuada a las necesidades del mismo individuo. Esto se ve traducido no sólo en su conducta, también en la experiencia consciente de su sexualidad –una más libre, liberadora y placentera–, comprendiendo y reduciendo los efectos de los trastornos sexuales; tales como disfunción eréctil, eyaculación precoz, deseo bajo, falta de orgasmos, excitación sexual dificultada (incluyendo lubricación vaginal difícil), vaginismo, dolor en las relaciones sexuales, la excitación sexual persistente, la evitación de las relaciones sexuales, las consecuencias de la violencia sexual como violación o abuso sexual, los problemas con la identidad sexual, incluyendo la transexualidad y algunas formas de travestismo, problemas para controlar la actividad sexual –conocido como adicción sexual o conducta sexual compulsiva–, los problemas de la vida en pareja que pueden resultar de los problemas sexuales, etcétera.
El doctor Rubio no sólo ha sido el fundador de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual, en donde se enseña tanto la teoría como la práctica de la sexualidad, también fue el presidente de Asociación Mundial para la Salud Sexual –WAS–, la cual reúne a los sexólogos de todo el mundo trabajando a favor de la salud sexual.
Acá un fragmento sobre sus 4 holones sexuales.