William Gadoury tiene 15 años y una de sus grandes pasiones es la cultura maya. Radicado en Quebec, este adolescente ha dedicado un largo rato a estudiar esta cultura y descubrió que existía una notable correspondencia entre las constelaciones y los puntos que elegían para edificar sus ciudades.
Luego de determinar dicha correlación, William notó que en el caso de una de las constelaciones, conformada por tres puntos, solo estaban ubicadas dos ciudades correspondientes, es decir, que había un punto que aparentemente no había sido correspondido con una ciudad. De acuerdo al mapa estelar, en algún punto de la península de Yucatán tendría que haberse edificado una ciudad maya, aún no incluida en el actual listado de 117.
Vistas satelitales de esta región, que en 2005 fue devastada por un gran incendio revelando a detalle la superficie, permitieron comprobar que William estaba en lo correcto y que yacen los restos de una ciudad maya, hasta ahora desconocida, que se compone de un presunto templo (con una altura de 86 metros) y otras treinta estructuras visibles desde el espacio. Lo anterior confirma que el adolescente canadiense no solo descubrió una ciudad maya, sino que podría tratarse, por su tamaño, de una con particular relevancia. Por el momento William ha llamado a la ciudad perdida K’àak’ Chi (boca de fuego).
Al parecer la “ciudad perdida” se ubica en territorio guatemalteco, muy cerca de otra ciudad maya, El Mirador, y el asentamiento ocupa un área de aproximadamente cien kilómetros cuadrados.
“No comprendía por qué los mayas habían construido sus ciudades lejos de los ríos, en terrenos poco fértiles y en las montañas. Tenía que haber otra razón, y como adoraban a las estrellas, se me ocurrió verificar mi hipótesis. Me vi sorprendido y entusiasmado al darme cuenta de que las estrellas más brillantes de las constelaciones correspondían a las mayores ciudades mayas”, declaró el joven al diario Le Journal.
El descubrimiento de este joven refuerza una noción, ya bastante documentada, sobre la importancia fundamental que los astros fungían en la vida social, religiosa y política de la cultura maya. El corroborar que determinaron la ubicación de sus ciudades de acuerdo a las constelaciones, por sobre otros criterios mucho más “obvios” o terrenales, es una muestra más de lo anterior.
Ahora queda esperar a las labores de reconocimiento por parte de arqueólogos para comenzar a develar los secretos que esta ciudad ha guardado durante siglos. Por cierto, según Le Journal, por el tamaño que se presume tiene, este asentamiento estaría entre las cinco ciudades mayas más importantes.