México es un país repleto de sorpresas y tesoros. A la vuelta de cada esquina, te encuentras con alguna criatura mitológica encarnada en una estatua, o con una estructura centenaria que encierra grutas insondables de historias olvidadas. Sin lugar a dudas, los recintos más fructíferos para asomarte al abismo son los edificios abandonados. Hay un cierto aire de misticismo y extrañeza que recorre sus pasillos e impregna sus muros.
Los macabros acontecimientos que pudieron ocurrir bajo sus techos derruidos, o los personajes sobrenaturales que habitaron sus habitaciones, se alcanzan a adivinar en los pliegues de empapelado carcomido, en las varillas expuestas y oxidadas, encorvadas por lo inefable. El simple hecho de oír mencionar sus nombres y sus leyendas es suficiente para ponernos la piel de gallina. ¿Serías capaz de visitar estos edificios abandonados, símbolos lúgubres y oníricos de México?
1. Atlantis, Ciudad de México
Comenzamos nuestra lista con una entrada inusual. Atlantis fue un parque acuático, ubicado en el Bosque de Chapultepec. Fue abandonado hace 20 años, pero sus oscuros y torcidos toboganes permanecen, desafiando el paso del tiempo. También quedan los cadáveres de las piscinas, ahora infestadas de moho y líquenes. Esta especie de pantano urbano rezuma misterio: basta con mirar los extraños e intrincados grafitis. Ver pintado en un muro el ojo celestial mexica, que representa a la muerte, debería de ser suficiente para subir nuestra guardia.
2. Parroquia de San Pedro Apóstol, Michoacán
El pueblo de Churumuco es el lugar de descanso de esta iglesia, fundada en los albores del siglo XIX. Los espíritus de la Guerra de Independencia rondan sus arcos y torres: José María Morelos y Pavón ofició varias misas en ella, alrededor del año 1813. Morelos fue párroco de esta localidad desde finales del siglo anterior, y eventualmente la dejó para unirse al frente. Cabe destacar que fue de los lugares que más acusaron la ola de destrucción que barrió al país durante aquellos años. En 1965 quedó sumergida, junto con todo el pueblo, debido a la construcción de la presa El Infiernillo (nombre más certero, imposible).
3. Insurgentes 300, Ciudad de México
El también llamado Edificio Canadá es, probablemente, el prototipo de edificio abandonado de nuestra lista. Un abandono gradual, catalizado por el sismo del 85, aunado a una serie de eventos extraños y tétricos, le confirieron su estatus de mito urbano. Lo que cuenta la gente es que, en este inmueble, repleto de departamentos y despachos de lujo, ocurrieron incendios, asesinatos y destrozos constantes. Por ello, alberga algunas de las historias de terror más descabelladas y retorcidas de la CDMX. Además, se desconoce quién fue el arquitecto que lo erigió; esto no hace sino exacerbar el misterio que lo envuelve.
4. Iglesia de San Juan Bautista, Morelos
La historia del pueblo colonial de Tequesquitengo, el cual descansa en el fondo del lago, está plagada de mitos y de verdades a medias. Los pobladores del actual asentamiento, ubicado a sus orillas, cuentan que fue un desacuerdo entre unos hacendados y los locales, lo que llevó a los primeros inundar el pueblo al desviar las aguas de una laguna que proveía de agua al valle. En realidad, no fue un acontecimiento abrupto, sino que fue una inundación paulatina que duró más de un siglo. A pesar de que es probable que sí hubiera alguna manipulación humana, la causa principal fue que el manto acuífero que alimenta al lago aumentó su afluente de agua después de un evento sísmico. Tequesquitengo es famoso por sus deportes acuáticos, sus hoteles y sus fiestas, pero, si eres de ánimo fuerte y no te da miedo la oscuridad, puedes aventurarte a las profundidades y visitar los restos de la iglesia, carcomidos por el tiempo.
5. Cine Ópera, Ciudad de México
Este cine, edificado en los años 40, es el más famoso de la capital. Antes un centro vibrante de arte y cultura, enmarcado por decoraciones lujosas estilo Art Decó, ahora acumula polvo y leyendas sobre sus balcones, escalinatas y candelabros. Durante mucho tiempo se consideró el cine más importante de la ciudad, pero eventualmente fue abandonado, después de su transformación en sala de conciertos, a raíz del sismo del 85. Sin embargo, su esplendor aún puede notarse: tiene cierto aire post-apocalíptico y majestuoso. Así es como nos imaginamos que se reflejaría una hecatombe mundial en las construcciones hechas por el humano.
6. San Juan Parangaricutiro, Michoacán
Otro pueblo entero engullido por las inclemencias de la naturaleza. Los pliegues de roca volcánica y lava fosilizada que ondulan a través de sus calles y edificios son los vestigios de la erupción del volcán Paricutín. Hoy en día, se pueden visitar los restos de su iglesia y de otros cuantos edificios. La historia de San Juan se parece a la de Pompeya, pero la tasa de muertes fue infinitamente más baja. La mayoría de sus pobladores pudieron escapar, y se trasladaron a la ex-hacienda Los Conejos, donde fundaron el municipio que ahora se conoce por el mismo nombre, nada más que con un "Nuevo" al principio. De esta manera, nunca se olvidará el fatal destino de San Juan, el cual perdurará en la memoria colectiva y en las leyendas que se cuentan a la luz del fuego y en noches sin estrellas.
7. Hotel Posada del Sol, Ciudad de México
El edificio más imponente de la lista, debida a sus ingentes dimensiones y a su arquitectura, es un verdadero espectáculo para los fotógrafos. Una combinación de elementos coloniales y modernos, además de una estructura monumental, fueron el resultado de un proyecto sumamente ambicioso que, a pesar de que no se logró llevar a cabo, dejó tras de sí uno de los lugares más interesantes de la CDMX. En 1940, el arquitecto Fernando Saldaña quiso erigir un hotel y centro artístico sin precedentes. Una estructura que ocupaba casi una manzana, compuesta de seis edificios con más de 600 habitaciones, además de jardines, patios, fuentes, terrazas y miradores, fue cancelada por falta de presupuesto. Hoy en día, su impresionante mole se alza de manera amenazante sobre las casas y comercios de la Colonia Doctores.
8. Ojuela, Durango
Uno de los pueblos fantasma más impresionantes de México está enclavado entre dos cerros, en el lugar de una mina que funcionó durante varios siglos. El lugar debe su nombre al conquistador español Francisco de Ojuela, quien descubrió la riqueza mineral del lugar. La prosperidad de la mina hizo crecer al pueblo, el cual llegó a ser habitado por más de cinco mil personas. A mediados del siglo XX, fue abandonado, después de la inundación de la mina de Santa Rita. Sin embargo, su belleza de antaño todavía se aprecia: sus cielos azules y las montañas circundantes imbuyen a Ojuela de un aura onírica, ideal para escribir historias o, incluso, filmar algún cortometraje. El atractivo principal de este pueblo fantasma es su magnífico puente colgante, una obra maestra de ingeniería que une a Ojuela con tierra firme, salvando un abismo de 95 metros.
Así termina nuestra lista de los 8 edificios abandonados más fascinantes de México. Tú, ¿cuáles pondrías?
Otra lista para que sigas explorando los tesoros de nuestro país: los 10 sitios arqueológicos imperdibles de México.
*Imagen destacada de: Wikimedia Commons