Conectarse con la realidad social de México (y del mundo) no tiene que ser siempre una experiencia traumática. También puede ser absolutamente entrañable, sobre todo si se hace a través de propuestas como "La madre buena". Se trata de un genial cortometraje que con ingenio y cariño cuenta la historia de una madre mexicana que se embarca en un cómico y épico viaje para conseguirle a su hijo un regalo insólito: una piñata de Donald Trump.
Mucho más que leer una descripción sobre la trama, te recomendamos verlo, pues es una pieza imperdible que, sin duda, te va a hacer el día. Aunque la historia detrás de este corto también es muy interesante y de la propuesta se pueden extraer buena reflexiones sobre nuestros ideales contemporáneos, los colectivos y los individuales.
Una historia para celebrar a la madres y a los mexicanos
El brillante proyecto fue ideado, escrito y dirigido por Sarah Clift, creadora londinense que ha viajado ampliamente por México y que se ha descubierto enamorada de nuestro territorio.
En realidad, su cortometraje fue filmado en abril de 2016, aún antes de que Trump ganara la presidencia de Estados Unidos, pero la voz del entonces candidato, y, especialmente, sus intensas opiniones, no sobre la política mexicana, sino sobre los mexicanos, ya estaban provocando la extrañeza de miles.
Esto llamó la atención de Sarah, quien decidió plantear su propio punto de vista sobre el concepto de "mexicano", porque, en sus palabras: "… fue cada vez más frustrante ver interpretaciones de México con las que simplemente no estoy de acuerdo. Quería crear un trabajo que mostrara mujeres fuertes, la unidad familiar y la belleza y la fe de los mexicanos que he tenido el placer de conocer."
La trama es muy sencilla: está por ser el cumpleaños de un simpático niño y, acorde con la tradición, la mamá quiere hacerle una "fiesta temática". Contrario a todo pronóstico, el niño quiere que se fiesta sea de "Trump" (no es tan extraño, no olvidemos la famosa "fiesta de conchas"). Así, atravesando de largo sus propias opiniones y principios, la mamá hace un viaje tremendo para conseguir la piñata perfecta.
Y, aunque el niño es un personaje increíble, la mamá es el núcleo de la historia. Sarah Cliff dijo que para ella: "El amor de la madre por su hijo es una brillante ilustración de la ternura y el cuidado de muchos mexicanos." Es una idea con la que no podemos evitar identificarnos.
¿Qué significa el corto hoy?
Aunque Trump ya es presidente y sin duda ha complejizado la opinión que los mexicanos tenemos, el corto aún resuena, por más simple que parezca su premisa central. No solo porque es un precioso reflejo del espíritu "familiar" que nos envuelve, también porque nos habla discretamente de nuestros ideales contemporáneos.
No sabemos, o por lo menos, en el corto no se sugiere por qué el niño idolatra a Donald Trump, pero podemos imaginarnos algunas cosas. Tal vez tiene que ver con su forma de vestir, su figura autoritaria, el imperio económico que presume, cierto lujo y, claro, el derecho que se otorga a sí mismo de decir lo que le viene en gana.
En el fondo ¿no son esas algunas de nuestras aspiraciones contemporáneas? ¿tanto las colectivas como las individuales? Poder comprar lo que queramos, poder hacer y decir exactamente lo que queramos, cuando queramos. Dominar el entorno completo. Negarse a la opinión contraria. En el niño, la búsqueda se mira inocente. En el presidente, sabe mal. Pero ¿y en nosotros?
En un momento como este, en México urge esta reflexión. No siempre se trata de tener razón, de ganar, de satisfacerse. A veces se trata de viajar con "el enemigo", comprenderlo, echarle una limpia, tal vez, pero recibirlo en casa. Urge ser más como la madre buena y menos como…